Francisco, en su primera Navidad: "No teman; Jesús es la luz que disipa las tinieblas"
Ciudad del Vaticano (AICA): El Santo Padre celebró la primera misa de gallo navideña de su pontificado con la basílica de San Pedro repleta de fieles. Basó su homilía en la profecía de Isaías, el profeta que aclamó siglos antes de la venida del Mesías que «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande», y puso énfasis en marcar que en la Navidad, el Hijo de Dios y hombre verdadero quiso venir a la historia humana para compartir el camino de peregrinar del creyente. “No teman”, repitió Francisco a todos. “Nuestro Padre tiene paciencia con nosotros, nos ama, nos da a Jesús como guía en el camino a la tierra prometida. Él es la luz que disipa las tinieblas. Él es nuestra paz”, agregó.
El Papa basó su homilía en la profecía de Isaías, el profeta que aclamó siglos antes de la venida del Mesías que «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande».
Francisco afirmó que esa misma Luz que trae Jesús es conmovedora. "Nos conmueve -observó-, porque dice la realidad de lo que somos: un pueblo en camino, y a nuestro alrededor hay tinieblas y luces. Y en esta noche, cuando el espíritu de las tinieblas cubre el mundo, se renueva el acontecimiento que siempre nos asombra y sorprende: el pueblo en camino ve una gran Luz. Una Luz que nos invita a reflexionar en este misterio: misterio de caminar y de ver".
El pontífice siguió de cerca la homilía redactada para la ocasión, aunque se permitió algunas improvisaciones. Reflexionó asimismo sobre la identidad del creyente, que es peregrino hacia la tierra prometida. "El Señor acompaña siempre esta historia -afirmó-. También en nuestra historia personal se alternan momentos luminosos y oscuros, luces y sombras. Si amamos a Dios y a los hermanos, caminamos en la luz, pero si nuestro corazón se cierra, si prevalecen el orgullo, la mentira, la búsqueda del propio interés, entonces las tinieblas nos rodean por dentro y por fuera".
El Papa puso énfasis en marcar que en la Navidad, el Hijo de Dios y hombre verdadero quiso venir a la historia humana para compartir el camino de peregrino del creyente. "Ha venido para librarnos de las tinieblas y darnos la luz -explicó-. En Él ha aparecido la gracia, la misericordia, la ternura del Padre: Jesús es el Amor hecho carne".
También destacó la figura de los pastores, y la periferia en la que nació el Hijo de Dios: "Los pastores fueron los primeros que vieron esta 'tienda', que recibieron el anuncio del nacimiento de Jesús. Fueron los primeros porque eran de los últimos, de los marginados. Y fueron los primeros porque estaban en vela aquella noche, guardando su rebaño".
"Que en esta noche compartamos la alegría del Evangelio: Dios nos ama, nos ama tanto que nos ha dado a su Hijo como nuestro hermano, como luz para nuestras tinieblas", destacó.
“No teman”, repitió Francisco a todos. “Nuestro Padre tiene paciencia con nosotros, nos ama, nos da a Jesús como guía en el camino a la tierra prometida. Él es la luz que disipa las tinieblas. Él es nuestra paz”, agregó.
El pesebre gigante. La celebración había comenzado con la inauguración de un pesebre gigante instalado en la plaza de San Pedro, y luego el encendido del Cirio de la Paz. El pesebre fue descubierto oficialmente hacia el atardecer, amenizado con cantos típicos de la Navidad.
Mañana al mediodía, luego de celebrar la tradicional misa de Navidad, Francisco dirigirá desde el balcón de la basílica de San Pedro un mensaje los fieles presentes en la plaza y en todo el mundo, y tras sus palabras, impartirá la tradicional bendición apostólica Urbi et orbi.+
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