Mendoza (AICA): El arzobispo de Mendoza, monseñor Carlos María Franzini, afirmó que “la Navidad es la fiesta de la fraternidad” y consideró que celebrarla desde esta perspectiva es “especialmente urgente en tiempos de singular ‘turbulencia’ en nuestra patria y en el mundo”. Tras indicar que entre los argentinos urge emprender el camino del diálogo para alcanzar la verdadera amistad social y gestar así la cultura del encuentro, invitó a “volver a la raíz de nuestra fraternidad, que se construye desde el primer núcleo social que es la familia y que se proyecta a los más variados ámbitos del tejido social: el barrio, las organizaciones intermedias, los pueblos y ciudades, la Nación toda y más allá de ella”. “En consecuencia, la mejor manera de celebrar esta fiesta navideña será volver a apostar por la fraternidad¨, subrayó.
“No se trata sólo de una declaración de principios o buenos propósitos sino de una realidad que somos invitados a experimentar y a hacer cada día más palpable en la vida personal, en la vida familiar y en la vida social”, subrayó.
El prelado sostuvo que “acercarnos a la Navidad desde esta perspectiva es especialmente urgente en tiempos de singular ‘turbulencia’ en nuestra patria y en el mundo. Cuando de tantas formas los hombres nos lastimamos unos a otros y dejamos de reconocernos hermanos para ser enemigos, es necesario volver a recordar con el papa Francisco que ‘la fraternidad es una dimensión esencial del hombre, que es un ser relacional’ y que ‘la viva conciencia de este carácter relacional nos lleva a ver y a tratar a cada persona como una verdadera hermana y un verdadero hermano; sin ella es imposible la construcción de una sociedad justa, de una paz estable y duradera’”.
“Si queremos crecer en fraternidad, de manera particular en esta Navidad 2013, los argentinos tenemos que reemprender una vez más el camino del diálogo, con su necesaria cuota de respeto, escucha, paciencia y espíritu magnánimo. Un diálogo que supera miradas estrechas y horizontes mezquinos u oportunistas; que desecha la violencia, la intolerancia y el rechazo del hermano. Un diálogo que supone la firme determinación por la búsqueda de consensos, sin los cuales es imposible lograr el bien común”, advirtió.
“Un diálogo en el que todos debemos estar dispuestos a ‘perder’ algo para ganar la amistad social y, en definitiva, la paz. Un diálogo que, más que declamarlo hay que concretarlo en gestos y actitudes cotidianas, decididas, valientes. Sólo desde esta disposición es posible alcanzar la verdadera amistad social, que es el nuevo nombre de nuestra fraternidad, para poder así gestar la ‘cultura del encuentro’, a la que reiteradamente nos convoca el papa Francisco”, agregó.
Monseñor Franzini invitó a “volver a la raíz de nuestra fraternidad, que se construye desde el primer núcleo social que es la familia y que se proyecta a los más variados ámbitos del tejido social: el barrio, las organizaciones intermedias, los pueblos y ciudades, la Nación toda y más allá de ella”.
“En consecuencia, la mejor manera de celebrar esta fiesta navideña será volver a apostar por la fraternidad. ¿Será tan difícil que cada uno de nosotros se comprometa a ofrecer a un hermano el gesto o la palabra oportunos que les recuerden su dignidad y les confirmen en la belleza de la propia vida? El Niño frágil y recostado en el pesebre nos habla del amor inmenso de Dios por cada uno de nosotros, ¿no podremos acercarnos a algún hermano a través de un sencillo gesto o de una palabra cálida para decirle: Dios te ama, eres valioso para él y también para mí, eres mi hermano?”, concluyó.+
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