San Fernando del Valle de Catamarca (AICA): “Ante los hechos deplorables recientemente vividos, y los que vaticinan podrían suceder, me permito afirmar con dolor que los argentinos, en una proporción elevadísima no hemos aprendido a vivir en democracia, ya que ésta presupone que los habitantes de este país hemos decidido ser ciudadanos, es decir, hombres y mujeres que atesoramos y trasmitimos una escala de valores espirituales y materiales en el marco del respeto de la Ley natural y con la ayuda de leyes positivas”, aseguró el obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, al hacer un exhortación a la paz social. El prelado señaló el grado de responsabilidad que les compete a los gobernadores, las fuerzas policiales y la sociedad en su conjunto por esta crisis, y, tras recordar que el papa Francisco sostiene que “la unidad es superior al conflicto”, subrayó que “la señal de esta unidad y reconciliación es la paz¨.
“La paz social es uno de los elementos básicos que integran el bien común; sin paz es imposible que las personas, los grupos sociales y la sociedad en su conjunto, puedan crecer y desarrollarse como corresponde… Por ser la paz social un ingrediente básico del bien común, todos, gobernantes y gobernados, somos responsables de ella”, advirtió.
El prelado aseguró que el grado de responsabilidad por lo ocurrido no recae de la misma manera en todos los integrantes de la sociedad y dijo que los primeros responsables son “los gobernantes, primeros promotores del bien común, tienen la máxima responsabilidad por lo sucedido. No es posible gobernar sólo para el día a día. Los conflictos, que son propios de la vida en sociedad, deben preverse para evitar que degeneren en situaciones como las que se han vivido a lo largo y a lo ancho de nuestra –no parece tan querida- Argentina”.
El obispo catamarqueño responsabilizó, en segundo lugar, a las fuerzas policiales que “deben asumir la enorme y grave responsabilidad que tienen respecto de esta situación. Hasta el más justo de los planteos pierde legitimidad cuando no se realiza por las vías que corresponden” y también consideró que “amplios sectores de la ciudadanía deben asumir la responsabilidad que les corresponde en esta situación”.
“No es que el hambre y la pobreza hayan desaparecido de nuestro medio –y esto también debe ser tenido en cuenta por las autoridades–, pero las filmaciones de lo ocurrido y los listados de elementos robados muestran otra cosa. Pudimos darnos cuenta que los delincuentes son muchos más de los que suponíamos y que muchos de ellos visten de ‘ciudadanos decentes’”, observó.
“Por favor, caigamos en la cuenta que la impudicia con la que algunos sectores sociales, y en particular, no pocos dirigentes, ostentan sus riquezas –bien o mal habidas, no importa–, generan en los excluidos y desechados sentimientos de profunda frustración. Con todo, eso no habilita para cometer delitos contra la vida y los bienes. Éste es un tema de profunda reflexión para el futuro inmediato”, aseveró.
Tras citar la exhortación apostólica Evangelii gaudium del papa Francisco, el obispo sostuvo que “absolutamente todos, debemos entender que ‘no es posible que, porque la policía no esté en las calles, se crea que el robo deja de ser delito’; ‘no es posible que, porque no haya quien vigile, se piense que todo está permitido’; ‘no es posible que el descontrol se apodere de la ciudad y haya quienes juzguen que las leyes no existen, simplemente porque no hay quien castigue”.
“Y, lo peor de todo es que se puso en riesgo y se afectó, lo más preciado de una sociedad que es la vida humana; las pérdidas de bienes pueden ser solucionadas; las pérdidas de vidas no. La ley de la selva, que es lo que rigió en muchas ciudades en estos días, sólo es válida para la selva, nunca para una sociedad de personas racionales, libres y responsables. Ahora lo fundamental es volver rápidamente a un clima de paz y amistad social”, agregó.
Por último, monseñor Urbanc invitó a “rogarle a la Virgen del Valle, nuestra celestial protectora, y a su Hijo Jesucristo, Señor de la Historia, cuyo nacimiento estamos próximos a celebrar, que consuelen a los familiares de los fallecidos en esta página oscura de nuestra historia y que una vez más nos dé su paz y la clarividencia para solucionar nuestros problemas por la vía del diálogo, la sensatez, el respeto y el cuidado prioritario, de parte de todos, de los más vulnerables, con la total certeza de que todos somos hermanos que compartimos un mismo peregrinar”.+
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