Un llamado a poner a Dios en el centro de la familia



Puerto Iguazú (Misiones) (AICA): El obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, reflexionó en su homilía dominical sobre la Sagrada Familia de Nazaret. Destacó su sujeción a Dios y observó que en toda familia, cuando está presente primero Dios, “reina la caridad y el amor” y es posible entonces el amor, el perdón y la misericordia. El prelado animó a perseverar en el amor, el perdón y la misericordia.

El obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, reflexionó en su homilía dominical sobre la Sagrada Familia de Nazaret. Destacó su sujeción a Dios y observó que en toda familia, cuando está presente primero Dios, “reina la caridad y el amor” y es posible entonces el amor, el perdón y la misericordia.

El obispo reflexionó sobre las dificultades que en toda familia se deben afrontar durante la vida, y valoró la actitud de José, María y Jesús. Destacó el trabajo, la oración y la honestidad que imperaba. También trajo a cuenta los sufrimientos que debieron padecer.


Monseñor Martorell explicó que la Sagrada Familia es modelo para toda la Iglesia. La familia, expresó, colabora en la obra de la salvación y de la dignificación de la sociedad y grandeza de la humanidad.


“Esta familia -continuó- está sujeta a Dios y le reconoce como Señor en su seno; allí se busca la voluntad de Dios y nada se quiere, ni se hace, sin su voluntad. El sufrimiento y las angustias de la vida son reconocidos con un sentido profundo de fe. Las más duras vicisitudes de la vida no turban la armonía del hogar. Saben de alguna manera que Dios está presente en ellas, porque ellos están enteramente entregados a Jesús como regalo de Dios y ellos se olvidarán de sí mismos, y sus vidas gravitarán alrededor de la vida de Jesús, asociados a su misión”.


El prelado aseveró que en toda familia en la que Dios está presente “no se olvidan los preceptos del Evangelio, reina la caridad y el amor, y los sufrimientos son asociados a los de Jesús en la Cruz.” Se ora en familia, se alaba a Dios y se le respeta sobre todas las cosas. Los hijos aman a sus padres y les obedecen, como Jesús vivió obediente a sus padres y así creció. Dios quiere que los padres sean honrados por sus hijos”, destacó.


Finalmente, el obispo de Puerto Iguazú animó a perseverar en el amor, el perdón y la misericordia.+


Texto completo de la homilía



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