San Fernando del Valle de Catamarca (AICA): La diócesis de Catamarca ofreció un predio para la instalación de una casa de la Comunidad del Cenáculo, una obra eclesial destinada a atender a chicos afectados por el grave flagelo de la adicción a las drogas. En orden a esta propuesta, el obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, recibió al padre Eugenio Lissiere, con quien proyectaron la realización de la obra.
En orden a esta propuesta, recientemente visitaron la capital provincial el padre Eugenio Lissiere, sacerdote de la obra, y Davide, uno de los responsables de la casa instalada en nuestro país. Ambos fueron recibidos por el obispo diocesano, monseñor Luis Urbanc, y el presbítero Antonio Bulacio, encargado de la Pastoral de la Salud, que trabaja de manera cercana en el proyecto de recuperación de los jóvenes con problemas de adicción.
En la oportunidad, se reunieron con amigos y familiares de los chicos que están en la comunidad Cenáculo y de aquellos que quieren entrar. También conocieron el terreno destinado a la construcción de la casa, en la localidad de El Rodeo, del departamento Ambato.
Respecto de la obra, el padre Lissiere expresó que “los tiempos se los dejamos a Dios”, indicando que se trata de un proyecto a mediano o largo plazo. “Por ahora estamos construyendo un grupo con las familias, haciendo entrevistas, que nosotros llamamos coloquios, donde un chico o una familia va a Buenos Aires, conoce la comunidad y aprende el estilo de vida que tenemos”, observó el sacerdote.
La comunidad propone a los adictos que se acercan un estilo de vida simple, familiar, basado en el redescubrimiento de la oración, del trabajo, de la amistad verdadera, del sacrificio y de la fe en Jesús, vividos como dones esenciales. De esta forma se busca encontrar el sentido a la vida.
Por su parte, el padre Bulacio comentó que en la Pastoral de Adicciones se trabaja acompañar en a las familias, ya que uno de los requisitos de la recuperación “es que la familia también se recupere, que los papás, los parientes, los hermanos vengan a la reunión los martes y sábados y tengan interés en recuperarse también”.
Asimismo, enfatizó: “Nuestra misión es simplemente ayudar y acompañar a los que quieran recuperarse. Les buscamos los lugares y hacemos una preparación previa. Esa es nuestra tarea como pastoral, preparar y acompañar a los chicos”.
La Comunidad del Cenáculo nació a través de una mujer consagrada, sor Elvira Petrozzi, en julio de 1983. Frente al grito de desesperación de muchos jóvenes cansados, desilusionados, desesperados, adictos a las drogas y personas en general, que buscaban la alegría y el sentido verdadero de la vida, la religiosa abrió las puertas de una casa donada para contenerlos.
Actualmente colaboran con la Comunidad, voluntarios, consagrados y familias que viven y operan a tiempo completo y en total gratuidad al servicio de esta obra. La casa matriz de la comunidad se encuentra sobre la colina de Saluzzo, una ciudad en la provincia de Cúneo, en el noroeste de Italia. Desde ese año, han nacido numerosas fraternidades del cenáculo: actualmente son 56 en Italia y en el resto del mundo.
El 8 de diciembre de 2005, la Comunidad del Cenáculo abrió su primera casa en la Argentina. Se llama Fraternidad "Nuestra Señora de Luján" y se encuentra en la localidad bonaerense de Pilar. Cuatro años más tarde se abrió otra residencia en Mercedes, provincia de Buenos Aires.+
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