Mons. Arancedo: “La paz no es algo mágico, se construye”
“La paz es signo de su presencia. Esto no significa ausencias de problemas, sino ordenar la vida en referencia a Dios como su fuente. La paz es, en el hombre, en cuanto ser espiritual creado por Dios un valor que eleva su condición de criatura y sus relaciones. Dios no es un problema a resolver sino el camino que da respuesta a sus aspiraciones”, explicó y agregó: “Dios se nos da en Jesucristo el don y el camino de la paz”.
El prelado destacó que “por medio de Cristo, todos sin distinción tenemos acceso al Padre” y aseguró: “Esta reconciliación con Dios es el principio de una vida nueva que debe predicarse como evangelio a todo el mundo. A la paz hay que vivirla y trasmitirla. Ella es fruto de llamarlo a Dios ‘Padre Nuestro’”.
Tras citar la dimensión fraterna de la reconciliación que ofrece el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, pidió “no perder de vista esta dimensión teológica de la paz, que tiene su fuente en Dios y su camino en Jesucristo”.
“La paz necesita de corazones bien dispuestos para recibirla; hay una tarea de siembra de la paz por la palabra y el testimonio. En este sentido, ella necesita del valor de la verdad y la justicia, del diálogo, la confianza y la ejemplaridad. No es posible construir una paz duradera si no estamos dispuestos a poner de nosotros lo mejor. La paz no es algo mágico, se la construye. Ella vive a la espera de hombres y mujeres con un corazón bien dispuesto, sano y libre”, concluyó.+
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