En primer lugar se presenta la oración de Abraham, del libro del Génesis: “Abraham ora y el Señor escucha y en ese diálogo se van desarrollando los acontecimientos, como sucede siempre en la oración”, afirmó el obispo, y agregó que “es en la oración donde se muestra la humildad del hombre que ora y la misericordia de Dios que escucha”.
Monseñor Martorell destacó que la oración es filial, ya no de servidor, sino del hijo que le abre el corazón a su padre, exponiéndole sus necesidades de forma sencilla y espontánea, tal como lo muestra el padrenuestro, que es el diálogo más profundo y completo que puede darse entre Dios y el hombre. “Quien reza el padrenuestro, glorifica a Dios, pide que la esperanza cristiana del encuentro pleno con Dios se cumpla”, expresó el obispo.
La parábola del amigo inoportuno, por su parte “nos enseña a orar con perseverancia e insistencia”, sostuvo el prelado, y aseguró que “Dios no tiene horarios frente a la oración de un humilde hijo que le pide ayuda”. “No debe faltarnos la gracia de ser fieles a Dios cada día. Esta gracia está asegurada al que ora sin cansarse”, añadió.
Para finalizar, pidió a los fieles “tener la certeza de que el que pide recibe siempre”, porque “Dios nunca deja de dar a sus hijos lo que necesitan”. “Debemos rezar mucho, con confianza y perseverancia para que el Señor cuide a sus hijos y para que seamos fieles a su camino y a su divina voluntad”, concluyó. +
Publicar un comentario