En declaraciones al periódico digital Conclusión, el prelado rosarino expresó que "la Iglesia apoya todo aquello que está en consonancia con su doctrina social que defiende el descanso" y recordó que la carta apostólica "Dies domini" de Juan Pablo II "es muy clara al rezar en su texto que todos pueden disfrutar de la libertad del descanso y de la distensión, que son necesarias en la dignidad de los hombres", porque no pueden ser satisfechas "si no se salvaguarda un día de descanso semanal, en el que gozar juntos es posible descansar, este derecho al descanso presupone el derecho al trabajo", fundamentó.
Al ser consultado acerca de porqué apoyar una ley en este sentido, el arzobispo respondió: "Las normas pueden ser más o menos perfectibles, no hacemos valoraciones reglamentaciones sobre las dimensiones de los locales comerciales, son cuestiones técnicas, o de posturas políticas, que no son propias del espíritu religioso".
"Sí, apoyamos que la norma procura que más personas puedan vivir y compartir juntos el día del descanso", precisó.
Monseñor Martín afirmó que "el goce no puede nacer en la soledad, el ser humano debe recrearse y esto no se puede hacer solo, cualquier día de la semana, cuando la familia está trabajando o en el estudio, sino juntos", sostuvo y agregó: "Hay normas que favorecen el encuentro, y no se condicen con la lógica economicista que no garantiza la felicidad por el hecho de consumir".
Acerca de la sorpresa que dice generar este apoyo de la Iglesia a una norma restrictiva del mercado de trabajo, según el diario La Nación, el arzobispo dijo que "más sorprendente sería que la Iglesia no dijese nada, quedará sin voz en esta situación, como no apelar a la libertad que nos legó Cristo para invitar a la libertad. Tal vez esa que no se ejercita cuando el empresario que decide abrir un domingo les impone a sus empleados ir a trabajar, porque el empresario tiene libertad para abrir pero el empleado no tiene la libertad para elegir no hacerlo".
El prelado destacó que por eso la norma protege al que "no tiene poder, que es quien menos tiene, y en esto la Iglesia debe ser coherente con lo que siempre sostuvo.
"Es cierto que la sociedad es compleja -dijo- pero afirmamos el descanso en libertad que también le corresponde a la familia y a la comunidad, respetamos las profesiones que implican mayor compromiso social como la atención medica, la seguridad, los espacios de esparcimiento que dan un servicio para mayorías, o la celebración de una misa que hace un sacerdote y de atención a fieles", indicó.
Monseñor Martín diferenció que "descansar no es recrear, esto último supone vínculos, disfrute en comunidad, respetando todas las singularidades culturales de una sociedad".
"La Iglesia no puede negar la existencia de la actividad comercial, condenarla per se, porque es parte de la vida para satisfacer necesidades básicas, pero la proposición de ciertos pensamientos que deifican la existencia del 'mercado', no puede ser el ámbito ni el eje sobre el cual se cimente la existencia humana. Cualquier persona puede comprar o vender, y tiene sus fines, pero no puede ser absoluto", concluyó.+
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