A la espera del viacrucis en Parque Blonia, de Cracovia, Polonia, un grupo de obispos argentinos que participa de la XXXI edición de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) transmitió sus impresiones de uno de los acontecimientos más convocante de la Iglesia Católica. Los representantes episcopales enviaron un mensaje a los jóvenes compatriotas que asisten al encuentro presidido por el papa Francisco.
El delegado nacional de la Pastoral de Juventud, monseñor Carlos José Tissera, obispo de Quilmes, se refirió a la JMJ como “un gran regalo de Dios, que nos muestra su misericordia”, al que los obispos fueron convocados “para ser instrumentos “. Respecto al clima que se vive por estos días en Cracovia, el prelado expresó su emoción y alegría al ver a tantos jóvenes “que quieren seguir teniendo sueños y que están dispuestos a trabajar por un mundo mejor”.
Monseñor José Luis Ponce de León, obispo argentino en África, también se hizo presente en la JMJ y repasó su historia como sacerdote, esa que lo llevó hace más de veinte años a trabajar como pastor misionero al África. Actualmente se desempeña como el único obispo católico en Suazilandia. Respecto a su encuentro en las calles de Cracovia con los jóvenes argentinos, expresó la alegría “de compartir, de reencontrarnos, y también para ellos de descubrir que hay un argentino que es obispo en el sur de África”.
Como mensaje para los jóvenes que deben volver a sus hogares y tienen la misión de continuar con la buena noticia, de esparcir en sus familias y amigos la semilla que este encuentro siembra en sus corazones, monseñor Ponce de León expresó: “Espero que esta alegría que tienen ahora, al volver la compartan”, y estableció como misión las palabras pronunciadas por Francisco durante la ceremonia de bienvenida: “Afirmar que podemos vivir en plenitud solamente si nos dejamos llevar por la misericordia, y esto es una apuesta muy importante, sobre todo en este momento que vive el mundo”.
También se refirió a la experiencia monseñor Guillermo Rodriguez-Melgarejo, obispo de San Martín, quien manifestó “una emoción muy grande de comprobar que Jesucristo está vivo y hablando al corazón de cada chico y de cada chica de un modo como nadie le puede hablar”, y señaló que “Jesús nos abre un horizonte de libertad y de felicidad impresionante, pero necesitamos primero escucharlo y después seguirlo”.
Monseñor José Slaby CSsR, obispo de Esquel, es de origen polaco. Respecto a las emociones que surgen frente a esta experiencia de magnitud mundial, dijo: “Para mí es una gran emoción y gran alegría poder hospedar en mi tierra natal a mas de 4.800 argentinos, más en un evento tan hermoso como la Jornada Mundial de Juventud, eso es una alegría y también lo veo como una señal donde se manifiesta la eclesialidad de nuestra iglesia”, y agregó que luego de la muerte de Juan Pablo II, los jóvenes de Polonia necesitaban esta alegría, esta fuerza. (Felicitas Lozada Biedma / Julieta Villar).+
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