“Más y mejor educación implica compromiso, complementariedad y pluralidad convergente, porque a todos nos incumbe el futuro del país”, sostuvo en un comunicado sobre el problema docente.
La organización religiosa consideró necesario “rescatar y valorar la relación educativa entre docentes y alumnos, y subrayó que “en la ‘particular y delicada emergencia educativa’ que vivimos, necesitamos que toda la sociedad reconozca y valore realmente a los maestros y profesores que, día a día, se brindan entero, con su ser y su quehacer, a nuestros niños, adolescentes, jóvenes y adultos”.
“Los educadores están en la primera línea de batalla contra la ignorancia, la manipulación, el sinsentido, buscando la formación integral de personas que procuren llevar adelante una vida buena, para sí mismos y como hermanos de sus conciudadanos”, destacó.
Por último, Faera exhortó a que los educadores “sean respetados y acompañados por todos los argentinos”, a sean “escuchadas y canalizadas sus aspiraciones más profundas” y que “sostengan con orgullo su vocación”.
Declaración de Faera
En la actual coyuntura de nuestro sistema educativo, del que somos parte, y frente a las dificultades vividas en el comienzo del ciclo lectivo 2017, la Comisión Directiva de Faera (Federación de Asociaciones Educativas Religiosas de Argentina) expresa lo siguiente:
1. En educación, como en otros ámbitos de la vida nacional, se hace difícil dialogar. Como Federación, compartimos plenamente lo expresado por el presidente de la Comisión de Educación de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Eduardo Martín, quien señaló que el diálogo es clave para poder alcanzar un acuerdo razonable y que satisfaga a las partes. El país necesita que los gobiernos, ciñéndose a las leyes vigentes, sostengan en el tiempo una política consensuada con todos los sectores de la sociedad, primer paso para alcanzar acuerdos de largo plazo, políticas de Estado, en materia educativa.
2. Desde hace mucho tiempo, el conflicto en educación viene superando la imprescindible convergencia de esfuerzos. La primacía del conflicto no es inocua, sino que ha establecido un virtual statu-quo educativo que impide una transformación y un salto de calidad en la materia.
3. Uno de los primeros acuerdos de Estado en materia educativa debería ser el convenio marco con pautas generales para la actividad docente, previsto en el artículo 10 de la ley 26.075. Un convenio de ese tipo no solo contendrá el salario mínimo docente para todo el país sino también las condiciones laborales, el calendario educativo y la carrera docente. Por ello resulta imprescindible para comenzar a desandar el camino decadente en el que nos encontramos y habilitar hablar de temas que vayan más allá de lo inmediato. El Ministerio de Educación de la Nación, el Consejo Federal de Educación que reúne a todos los ministros de educación de las provincias y las entidades gremiales deben asumir, cada uno en lo que les corresponde, esta responsabilidad.
4. Recordamos que la educación argentina se organiza en un solo sistema público, abierto a todos los habitantes del país, conformado por la gestión estatal y por la gestión privada. En este escenario conflictivo, rechazamos cuando se presenta, a veces de manera simplista y sin matices, a las escuelas estatales y privadas como antagónicas, enfrentadas y/o competidoras. La educación, bien público y derecho personal y social (artículo 2 de la Ley Nacional de Educación) que deben ser garantizados por el Estado, se concreta con ambas gestiones. Necesitamos más y mejor educación, especialmente para nuestros hermanos y hermanas más pobres, para los cuales la escuela es uno de los pocos signos de esperanza. Más y mejor educación implica compromiso, complementariedad y pluralidad convergente, porque a todos nos incumbe el futuro del país.
5. Por último, lo más importante: rescatar y valorar la relación educativa entre docentes y alumnos. En la “particular y delicada emergencia educativa” que vivimos (Documento de Aparecida, 328), necesitamos que toda la sociedad reconozca y valore realmente a los maestros y profesores que, día a día, se brindan entero, con su ser y su quehacer, a nuestros niños, adolescentes, jóvenes y adultos. Los educadores están en la primera línea de batalla contra la ignorancia, la manipulación, el sinsentido, buscando la formación integral de personas que procuren llevar adelante una vida buena, para sí mismos y como hermanos de sus conciudadanos. Que los educadores sean respetados y acompañados por todos los argentinos; que sean escuchadas y canalizadas sus aspiraciones más profundas; que sostengan con orgullo su vocación.
Comisión directiva de Faera: Martín Digilio (presidente), Andrés Tocalini (vicepresidente), María Cristina Mandali (secretaria), Jorge Ledesma (tesorero), y Marcelo Benítez, Sonia Zbrun, Dora Lucchini, Horacio Bustos, Carlos Díaz y Norberto Livy (vocales).+
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