Ante reiteradas amenazas, las autoridades decidieron preservarlo y cuidar así su integridad física. Se trata de una decisión obligada, que se funda en la gran preocupación por la naturalidad con que en las comunidades se asumen los hechos de violencia, aun los de extrema gravedad, como la pérdida de vidas humanas.
El obispo advirtió también sobre el avance del comercio de drogas ilícitas en los barrios, que trae consigo el deterioro de la salud de los jóvenes y, muchas veces, brutales enfrentamientos.
La Iglesia, junto con otras instituciones, trabajan en la prevención de la drogadependencia. Monseñor Maletti señaló que “estas tareas pastorales suelen colisionar con los mezquinos y oscuros intereses de quienes solamente buscan el poder territorial y el rédito económico a cualquier costo con negocios ilícitos y sospechosas complicidades”.
En los últimos tiempos, numerosas personas recibieron señales de que su accionar y su prédica eran una molestia para los sectores que se desenvuelven “al margen de la ley”. En los últimos días, las advertencias y amenazas se reiteraron puntualmente en la zona de Cuartel V y en la persona del Padre Eduardo Farrell.
Las amenazas se acentuaron, sobre todo, luego de la marcha del silencio realizada en diciembre como reclamo por el asesinato de César Méndez, un militante social. En esa oportunidad, el único orador fue el presbítero Farrell.
La Iglesia diocesana denuncia hoy públicamente esta situación preocupante y reitera el compromiso como Iglesia de seguir trabajando por el reclamo de tantos hermanos y hermanas que piden una vida digna.
“Quedamos rezando por las comunidades y asumimos el compromiso de seguir acompañando las tareas pastorales de toda la parroquia. Valoramos la tarea del padre Eduardo en estos nueve años, misión llevada a cabo en comunión afectiva y efectiva con las orientaciones de nuestra Iglesia particular”, expresó el obispo, alentando a quienes trabajan por una sociedad que proponga alternativas a la actual “cultura del descarte”.+
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