“Criada en una familia lejos de la fe, en su juventud se profeso atea, pero se convirtió después a una intensa experiencia espiritual. Se comprometió entre los universitarios católicos, llegando a ser Oblata benedictina y cumplió un recorrido místico centrado en el misterio de la Santísima Trinidad, que hoy celebramos de manera especial”.
“El testimonio de la nueva beata nos anima, durante nuestros días, a dirigir a menudo el pensamiento a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo que habitan en la celda de nuestro corazón”, aseguró Francisco, y saludó a todos los romanos y peregrinos presentes, “en particular a los fieles venidos de Montpellier, de Córcega y Malta; y de Italia, a los fieles de Padua y Norbello y los chicos de Sassuolo”.
Para finalizar, el Papa dirigió un pensamiento especial “a la comunidad boliviana que vive en Roma y celebra a la Virgen de Copacabana” y repitió una vez más su tradicional “no se olviden de rezar por mí”.+
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