Card. Karlic aconseja tener el Catecismo “junto a la Biblia”
El cardenal Karlic, arzobispo emérito de Paraná, que participó en la redacción de este catecismo, relató que “el génesis de este trabajo fue muy de la Iglesia. Al celebrar los 50 años del Concilio, los obispos tuvieron la iniciativa de hacer un nuevo catecismo después de 400 años. Fue una inquietud que venía desde Pio XII, que se manifestó en la celebración con el aniversario del Concilio”.
“Este trabajo se realizó por una Comisión Pontificia de doce obispos y cardenales. Junto con esa Comisión, trabajó un Comité de redacción de ocho personas, entre las cuales estuve yo. Fue una tarea de mucho trabajo. Terminó siete años después, en 1992. Fue uno de los hechos más importantes post conciliares, junto a la reforma Litúrgica y Canónica”, explicó.
“Para mí fue realmente una obra en la que se recogió la inquietud de toda la Iglesia, y la fe de toda la Iglesia. Cuando hubo una redacción fundamental se hizo una consulta a todos los obispos del mundo. Esa primera redacción tuvo más de 24 mil observaciones que luego fueron incorporadas al texto final”, señaló el cardenal.
El 7 de diciembre de 1992 se entregó el trabajo realizado y el purpurado recordó que “todos sentíamos una alegría enorme porque era un texto que recogía la manifestación de toda la Iglesia, la síntesis de la revelación de sus designios de salvación. El Catecismo se convirtió en una síntesis, completa y orgánica. El contenido resume el gran labor que nosotros quisiéramos sostener en este mundo”.
Finalmente, el cardenal propuso que el Pueblo de Dios tenga “junto a la Biblia, este instrumento para inspirar y revisar su conducta. Cada acto de libertad tiene que resumir nuestra dignidad y nuestro destino. El Catecismo nos sirve para revisar, en todo momento, si estamos haciendo de nuestra vida, nuestra familia, nuestra Nación, de nuestro mundo lo que Dios quiere. Hay que tenerlo como punto de referencia para no guiarnos simplemente con la sabiduría humana, que no siempre está, sino también con la sabiduría de Dios”, concluyó.+
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