Hubo una hora de adoración en silencio y recogimiento, en la que se pidió y agradeció a la Virgen, y luego cánticos, un almuerzo a la canasta, rifas y gestos de alegría y confraternidad.
A las 15 comenzó la peregrinación de jóvenes hacia el santuario mariano de El Challao, portando carteles y títeres gigantescos alusivos a esta fiesta.
Los jóvenes representantes de cada decanato ingresaron al templo llevando la imagen de Nuestra Señora del Rosario, y colmaron las 4.500 ubicaciones del santuario.
Afuera, otros muchos jóvenes participaron de la misa a través de una pantalla gigante instalada por los organizadores.
El arzobispo de Mendoza, monseñor Carlos María Franzini, quien se recupera en Buenos Aires de un problema de salud, se hizo presente en la fiesta diocesana mediante un saludo en audio que se escuchó antes de iniciar la celebración eucarística.
El prelado pidió por una creciente comunión para la Iglesia de Mendoza e hizo referencia al lema de la fiesta diocesana “María, Madre de la Iglesia, pobre y servidora de los pobres”.
Asimismo, apeló a palabras del santo Cura Brochero para señalar la “providencial manera” en la que le toca pastorear a la Iglesia de Mendoza desde su enfermedad, y agradeció los innumerables mensajes de apoyo y oraciones que sigue recibiendo a diario.
La celebración eucarística fue presidida por monseñor Dante Braida, obispo auxiliar de Mendoza, y concelebrada por el obispo de San Rafael, monseñor Eduardo María Taussig, y el arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Lozano, y por más de 60 sacerdotes de la arquidiócesis.
Al finalizar la misa, el icono de Nuestra Señora se entregó -hasta el año próximo- a los jóvenes del Valle de Uco, y la Cruz, a los jóvenes de Guaymallén.
Más información: www.arquimendoza.org.ar.+
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