Así comenzó el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, su reflexión semanal en el programa Claves para un Mundo Mejor, emitido el sábado 30 de septiembre por el Canal 9 de televisión, en momentos en los que partía la multitudinaria peregrinación anual a pie al santuario nacional de la Virgen de Luján, una peregrinación a pie de los jóvenes, que comenzó en los años '70 y que hoy se convirtió en una peregrinación general, popular, que va desde el santuario de San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers, hasta la Casa de la Virgen en Luján.
“El beato papa Pablo VI -recordó monseñor Aguer- en la exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi, decía que hay que ofrecer a la piedad popular una pedagogía de evangelización. Es decir, que no se trata simplemente de un gesto religioso de ir a ver a la Virgen, sino de que eso signifique algo para la propia vida, para la vida de cada cristiano, que signifique, de alguna manera, un gesto de conversión porque la peregrinación ha sido siempre una especie de manifestación del deseo de convertirse”.
“Por supuesto que allí, en el inmenso número de personas que va a Luján, se mezcla todo", prosiguió reflexionando monseñor Aguer. "La Iglesia es así, está formada por santos y pecadores, pero la pedagogía de la evangelización significa que debemos recordar siempre que ese gesto de ir a ver a la Madre de Jesús debe ser al mismo tiempo un compromiso de seguimiento de Jesús. Por tanto, también debemos comprometernos a arreglar nuestra vida a lo que Jesús quiere de nosotros, de ajustar nuestra vida a lo que Jesús nos dice en el Evangelio. No se trata solo de cumplir con ese gesto religioso o piadoso sino de que ese gesto sea significativo para mí, sea un modo de manifestar mi amor a María y, a través de Ella, mi amor a Jesús y mi deseo de seguir a Jesús; porque si no puede filtrarse esta idea de que sí somos católicos, buscamos a Dios, queremos a la Virgen, pero después nuestra vida va por otros carriles que olvidan el amor y la ayuda al prójimo, por ejemplo, y muchos otros olvidos más. Por eso hay que encarrilar lo que está desencarrilado”.
“Para esto -completó el arzobispo platense- es importante lo que decía el beato Pablo VI: que hay que evangelizar la piedad popular. Eso le toca a los obispos, a los sacerdotes y a todos los fieles, a todos nos toca darnos cuenta de que ese gesto de piedad que podemos hacer por amor a la Virgen, por amor a Jesús, está implicando un compromiso de nuestra parte que es el compromiso de ser distintos, mejores, de no tener vergüenza ni miedo de mostrarnos como cristianos aun cuando eso nos cueste”.
Monseñor Aguer concluyó: “Qué distinta sería la Argentina si todos los bautizados en la Iglesia Católica vivieran seriamente como católicos, vivieran seriamente como cristianos, se esforzaran por obedecer al Evangelio, por obedecer los mandatos del Señor en el Evangelio y no se contentaran solamente con el peregrinar sin, por ejemplo, ayudar a los hermanos necesitados. Esto nos tiene que hacer pensar también en otros ejemplos de piedad popular que están un poco desencarrilados, para poder encarrilarlos”.+
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