Mons. Buenanueva: Jesús “nos interpela, nos llama y nos anima”

Mons. Buenanueva: Jesús “nos interpela, nos llama y nos anima”

San Francisco (Córdoba) (AICA): El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, reflexionó una vez más sobre el Credo. En esta oportunidad, su columna semanal en el periódico local “La Voz de San Justo”, se dedicó a la figura de Poncio Pilato.
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, compartió una vez más en el periódico “La Voz de San Justo” sus reflexiones sobre el Credo. Con el título “Bajo Poncio Pilato”, el prelado se refirió a “los signos de la pasión de Dios”.

“¿Qué hace en el Credo un oscuro gobernador romano del siglo primero, llamado Poncio Pilato?”, se pregunta monseñor Buenanueva al inicio de su columna. “La figura de Pilato, lavándose las manos y entregando a Jesús a la muerte, expresa la vileza de quien, por mezquindad y para cuidar sus intereses, condena a un inocente”, afirma.

La frase “Creo en Jesucristo… que… padeció bajo Poncio Pilato”, se trata del “más provocador realismo de la fe en Jesús” sostiene el prelado. “Pilato está en el Credo para decirnos – o recordarnos, por si lo olvidamos – que Dios realmente se ha metido en nuestra historia. Y allí, en lo oscuro de nuestra condición humana, ha vivido su pasión por el mundo”, asegura.

“El que padeció ‘bajo Poncio Pilato’ es precisamente el Verbo de Dios que se hizo hombre. Es posible datar con precisión historiográfica ese momento en el que entró en el mundo la pasión salvadora de Dios”, detalla el obispo, y relata que “en 1961 fue descubierta una placa con el nombre del prefecto romano de la Judea de entonces, Pilato, dedicada al emperador Tiberio”, entre los años 26 y 36 de nuestra era. “Nada sabemos de él más allá de los pocos datos de los evangelios y otras fuentes extracristianas. Su biografía se pierde en la oscuridad de los tiempos. Sin embargo, esos pocos datos bastan”.

“Obviamente, esos datos históricos no son una prueba de que Jesús es el Hijo de Dios encarnado, verdadero Dios y verdadero hombre. Tampoco que es el Salvador. No se llega a la fe en Jesucristo por un proceso lógico de deducción a partir de evidencias claras y distintas”, advierte el prelado, y recuerda que “la fe no es el resultado de una prueba de laboratorio. La fe es y permanece fe, es decir: escuchar la palabra de un testigo, reconociendo en ella el testimonio de Dios, que es Verdad y no puede engañar; y, así, entregarse a esa palabra, confiándole toda la vida y fundando sobre ella nuestra existencia”.

“Para el cristianismo, esa Palabra habla de la entraña de la historia”, continúa el obispo, e indica que “allí hay que buscar los signos de la pasión de Dios, que ha amado a los hombres hasta el fin”, porque “es la historia de Jesús que narran los evangelios y que, con una elocuencia sin par, habla a nuestra historia real, concreta y también limitada y contingente”.

Para finalizar, monseñor Buenanueva destaca que “el que padeció bajo Poncio Pilato tiene la capacidad de hablar a todos los hombres y mujeres que vivimos y padecemos en las circunstancias concretas de esta vida”, y advierte que “allí hay que buscarlo”, porque desde allí “nos interpela, nos llama y nos anima. Desde esa realidad concreta nos alcanza su Verdad”. +

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