Las sombras del dolor se han extendido, expresó el obispo en su mensaje y señaló: Este dolor es preponderante para sus familias y amigos, los compañeros de promoción de cada uno de ellos y camaradas, pero también se extiende a la Armada misma, a las demás Fuerzas Armadas y de Seguridad y aun a todo aquel hombre o mujer de este suelo que se precie de sentirse miembro de la comunidad de la Patria como un todo.
Hoy, con mucha confianza, le pedimos al Dios Amor que el testimonio de los 44 héroes sirva para reconocer la figura y la actitud de tantos hombres y mujeres que en las Fuerzas Armadas y de Seguridad entregan su vida para hacer Patria, para servir al país, dijo y pidió que esa unión nos encuentre a todos rezando por esta gente joven, entusiasta y tan generosa y abone el camino para un reencuentro de todos los argentinos.
Para monseñor Olivera la fe tiene mucho para decir y aportar en momentos como éstos, y en cualquier otro momento de la vida de los hombres. En Jesús, Dios se revela como Padre que vela con su Providencia por todos, añadió.
El obispo recordó que la Iglesia diocesana castrense desde el comienzo ha acompañado a cada familia y a la gran Familia Naval. Hoy también quiere estar cerca con su solidaridad y fraternidad renovando el compromiso de la disponibilidad para cuanto sea conveniente y necesario, aseguró.
Como Padre y Pastor de la comunidad castrense estoy unido a cada familia de los 44 tripulantes del ARA San Juan y a toda la familia naval de la Armada. Quiero ser comunicador de esta esperanza que desde la fe consuela, que desde la fe espera el Cielo para los hombres del mar, manifestó.
Publicar un comentario