Mons. Stanovnik sintetizó el significado profundo de la Navidad
El prelado destacó que “Dios nos sorprende con su estilo único, sencillo, cercano, tierno y extremadamente confiado en nosotros. La Navidad, es el cielo que baja a la tierra y la tierra que se eleva hacia el cielo”.
“Sin la Navidad, la tierra queda desolada y los hombres abandonados a su propia suerte”, advirtió en sus reflexiones de Navidad.
El arzobispo correntino detalló que “la Navidad nos explica”, “la Navidad es esperanza” y la “Navidad es escuela de humanidad, allí aprendemos mirando y escuchando”.
“No le tengamos miedo a colocar el pesebre debajo del árbol de Navidad, no nos dejemos llevar por prejuicios que nos hacen creer que eso no pasa de ser solo un cuento para niños. Lo que allí acontece, nos invita a abrir el corazón y sentir que Dios nos ama, y que su amor supera todos los límites: se hace tan frágil y pequeño, despojado de todo poder y toda violencia, confiado absolutamente en nuestras manos, para decirnos que ese es el camino para superar todos problemas, que nos impiden encontrarnos, dialogar, querernos, y juntos cuidar a los más débiles”, subrayó.
Monseñor Stanovnik afirmó que “Navidad es Dios con nosotros, despojado de poder y de riquezas, humilde y a las vez sublime”, y explicó que ese es el fundamento en el que se apoyamos los obispos argentinos para su reciente mensaje navideño, en el pidieron: “Que nadie se sienta olvidado en esta Patria. Que los pobres, los inmigrantes, los pueblos originarios, los ancianos, los niños, los encarcelados, quienes últimamente perdieron seres queridos, los trabajadores, los que buscan trabajo y los más frágiles del Pueblo, se sientan amados y valorados en su inmensa dignidad”.
“Y nosotros añadimos: para que Corrientes –tan solidaria y acogedora– se distinga por privilegiar la atención a los más débiles y necesitados, y se destaque por el compromiso de cuidar el lugar que compartimos”, sostuvo.
“En ese cuadro tan humano y prodigioso que representamos en el pesebre, dirijamos nuestra mirada a la Virgen Madre. Ella, en medio de la precariedad de recursos, de la indiferencia de los vecinos, y del silencio de la noche, no cedió a la tentación del desaliento. A Ella y a su esposo José, maestros de humanidad, les pedimos que ‘nos concedan un gran amor a su divino Hijo Jesús’, nos acerquen la ternura de Dios, infundan en nuestros corazones esperanza y fortaleza, para que el nuevo año sea un tiempo de paz y de prosperidad para todos”, concluyó.+
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