Fiel a su bajo perfil, el velatorio y la misa exequial se desarrollaron en la intimidad de la casa Nuestra Señora de la Esperanza, de San Justo, donde vivió sus últimos días.
Desde el Instituto destacaron los momentos compartidos: “su testimonio de vida de trabajo, servicio y estudio, su puerta siempre abierta para escucharnos a todos, también sus pasiones, su modo de encarar la enfermedad, su profunda salesianidad” y manifestaron “la esperanza del reencuentro”.
El sacerdote
Juan Vicente Picca nació el 11 de octubre de 1938 en la ciudad de San Luis. Hijo de Juan Domingo y María Cioffi, padres de cinco hijos.
Ingresó al Aspirantado de Bernal (provincia de Buenos Aires) en abril de 1950. El P. Juan era hijo de una familia profundamente cristiana; hoy nos parecería raro que tan tempranamente se le dejase partir del hogar para ingresar al aspirantado de la Congregación, quién sabe alentado por qué idea, sentimiento o profunda piedad, o todas juntas tal vez.
Realizó el noviciado en el año 1956 y profesó como Salesiano de Don Bosco el 31 de enero de 1957. Sus estudios de Filosofía (1957-1959) y su trienio práctico (1960-1962) los realizó en el mismo Bernal.
Siempre fue un hermano ordenado y meticuloso en sus tareas. Fue enviado a estudiar a Roma para su preparación teológica ya con la advertencia, si es que aceptaba, que a su regreso trabajaría en la formación de los salesianos jóvenes.
Realizó sus estudios durante la celebración del Concilio Vaticano II, fue testigo privilegiado de un acontecimiento de la Iglesia y oyente de los Padres Conciliares que visitaban las universidades romanas con las primeras síntesis conciliares. Experimentó como se acomodaban los tratados de la teología sobre la marcha del Concilio, de los primeros excesos y de las sufridas ponderaciones y equilibrios posteriores.
Los estudios de Teología, en el entonces llamado PAS (Pontifico Ateneo Salesiano), fueron entre 1963 y 1966, año en que obtuvo la Licenciatura. Fue ordenado sacerdote el 09 de marzo de 1966, continuando con sus estudios teológicos y doctorándose tiempo después en Biblia. Tuvo como maestros a los mejores exégetas de su tiempo, algunos de ellos formaron parte del equipo de traductores de la Biblia de Jerusalén. Estudió y se licenció en Sagradas Escrituras en el “École biblique” de Jerusalén, doctorándose luego en Biblia.
De regreso a Roma, donde se doctoró en Teología en la UPS (Universidad Pontifica Salesiana), fue docente de Sagradas Escrituras durante treinta y nueve años en esa misma Universidad, entre 1968 y 2008, a la vez que desempeñó diferentes encargos dentro de la Institución, a saber, Catequista de los estudiantes de Teología de la UPS (1968-1969) y Consejero de esa comunidad (1969-1971), además de prestar servicios en al decanatura de la facultad de Teología. Durante el año académico 1975-1976, el P. Juan se perfeccionó en estudios bíblicos en Bonn (Alemania).
Entre 1985 y 2008, el padre Picca cumplió con el servicio de Prefecto de la Biblioteca Central de la UPS. Durante los últimos años de su gestión, la Biblioteca fue informatizada, siendo una de las más modernas en su tipo. La modernizó robotizándola y relacionándola con una red de bibliotecas de universidades romanas de la que fue su impulsor.
El año 2009 vuelve a Argentina para responsabilizarse del ISET, tarea que asume con paciencia y dedicación máxima iniciando un proceso de revisión del currículum eclesiástico de teología. Nunca dejó de dar clases y siempre tuvo buena voluntad con quien necesitaba más tiempo y dedicación. Exhaustivo en sus programas, tiempos, requerimientos y material que preparaba vez por vez para cada clase y alumnos. Se preocupó especialmente de la síntesis teológica final que concluye con el grado de bachiller, lo que se ha venido logrando con éxito.
El padre Juan ha sido, además, cultor de la Salesianidad. Agudo en sus observaciones con respecto de las síntesis históricas y de espiritualidad salesiana en uso. Tal vez por su formación bíblica, sabía que así como una determinada conclusión teológica debe sustentarse en la comprensión total de los textos y no sólo en parcialidades, lo mismo con respecto de Don Bosco y de su hacer, pues las conclusiones posibles no pueden imponerse sólo a partir de un par de textos al servicio de una idea preconcebida, decía.
Ha sido capaz de transmitir cariño a la Congregación, pues ella se dice también en su memoria, en sus personas, en los hermanos y todo lo nuevo que se pueda iniciar debe contenerla pacíficamente para no perder la identidad de quienes somos en la Iglesia y para los jóvenes. Su búsqueda en las fuentes de la espiritualidad salesiana no era una mera curiosidad intelectual, sino el deseo vivo y fiel de mantener las notas distintivas carismáticas fundamentales para confrontarlas con desafíos pastorales nuevos.
El padre Juan Picca ha sido un hombre trabajador, sencillo, de muy pocas pertenencias personales. Austero y de piedad. Buen hermano y de gran delicadeza de trato. Ha sido buen sacerdote y con disposición para atender ministerialmente ahí donde le tocaba servir.
Desde el año 2011 y hasta el 2015 fue el Director de la comunidad salesiana “San Carlos”, del barrio porteño de Almagro. En el año 2016 se lo distinguió con el premio «Divino Maestro».
Sirvió en la Rectoría del ISET hasta ese año, trabajando hasta el último en la Biblioteca del Centro de Estudios y en los Archivos de la Inspectoría. Escribió durante el año 2017 varios artículos en el Boletín Salesiano. Desde marzo de ese año residía en el Teologado “Nuestra Señora de la Esperanza” de San Justo. Un cáncer había ido restándole fuerzas los últimos años hasta llegar al desenlace final, pero no doblegó su espíritu.+
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