Mons. Buenanueva llamó a caminar junto a Pedro, siguiendo a Jesús
“Fueron también las primeras”, señaló el obispo, ya que según San Marcos, “los dos hermanos pescadores, Simón y Andrés, recibieron de Jesús una llamada perentoria: ‘Síganme, y yo los haré pescadores de hombres’. Y anota el evangelista: ‘Inmediatamente, ellos dejaron sus redes y lo siguieron’”, detalló monseñor Buenanueva.
“Simón Pedro es y permanecerá para siempre seguidor y discípulo, un caminante que va detrás de Jesús, apurando el paso, de tanto en tanto, para darle alcance”, describió el obispo. “Ese camino ha sido fascinante, pero también tortuoso y, por momentos, muy difícil”, añadió.
“No hay que olvidar una escena evangélica fuerte: estamos en medio de la pasión, Simón acaba de negarlo por tercera vez y su rostro se cruza con la mirada de Jesús: ‘El Señor, dándose vuelta, miró a Pedro. Este recordó las palabras que el Señor le había dicho: «Hoy, antes que cante el gallo, me habrás negado tres veces». Y saliendo afuera, lloró amargamente’”, recordó el prelado.
Este 29 de junio, en el marco de la fiesta de los apóstoles Pedro y Pablo, “los católicos nos hemos acordado del sucesor del apóstol, el obispo de Roma: el Papa Francisco”, como también de su persona y su ministerio, por el que rezamos, relató monseñor Buenanueva, y destacó que “su misión es ejercer, en la Iglesia, el ‘munus petrinum’”, expresión latina que se traduce como: “el oficio de Pedro”.
“Pero, como suele ocurrir con las traducciones, ‘oficio’ no termina de expresar toda la riqueza de la palabra ‘munus’. Es más, puede incluso dar una imagen errada, pues, entre nosotros, ‘oficio’ suena a oficina, frialdad y formalidad”, explicó el prelado. ‘Munus’, en cambio, “hace referencia a una misión que se lleva con el corazón y que sella la propia persona y marca así toda la vida”, explicó.
“Esa misión es ser testigo de lo que implica seguir a Jesús resucitado, recorriendo su camino en los múltiples y complejos caminos de nuestro tiempo. Y, al hacer eso, servir a la unidad y comunión de todos los bautizados y de las iglesias esparcidas por el mundo”.
El prelado recordó las palabras de San Juan Pablo II: “El camino de la Iglesia es el hombre concreto. Nosotros, los discípulos de Jesús miramos hacia Roma, al obispo que se sienta en la cátedra de Pedro y Pablo. Con nuestros ojos ansiosos buscamos que, una vez más, Pedro nos muestre qué significa seguir a Jesús, el Señor, por los caminos que transitan los hombres y mujeres de hoy”.
Finalmente, consideró que el Papa Francisco “vive intensamente este ministerio”. Como ejemplo, destacó que el pasado viernes, concelebrando con los nuevos cardenales y arzobispos, “ha dicho con fuerza en su homilía: ‘No son pocas las veces que sentimos la tentación de ser cristianos manteniendo una prudente distancia de las llagas del Señor. Jesús toca la miseria humana, invitándonos a estar con él y a tocar la carne sufriente de los demás. Confesar la fe con nuestros labios y con nuestro corazón exige —como le exigió a Pedro— identificar los «secreteos» del maligno. Aprender a discernir y descubrir esos cobertizos personales o comunitarios que nos mantienen a distancia del nudo de la tormenta humana; que nos impiden entrar en contacto con la existencia concreta de los otros y nos privan, en definitiva, de conocer la fuerza revolucionaria de la ternura de Dios’”.
“Pedro sigue yendo detrás de Jesús, con arrojo y pasión. Nosotros caminamos con él y también oramos para que siga cumpliendo su misión”, concluyó el prelado.+
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