Mons. Martínez: Identidad y diálogo, palabras clave para el discipulado cristiano
“Quizá haya dos palabras clave que debemos tener en cuenta que son: ‘identidad’ y ‘diálogo’”, puntualizó en su carta semanal.
El prelado estimó oportuno recordar el documento “Jesucristo, Señor de la Historia”, de la Conferencia Episcopal Argentina, en el que se hacía referencia explícita a la necesidad de afirmar nuestra identidad en una época de cambios”.
“El comienzo del siglo encuentra a la humanidad en un momento muy significativo. Algunas décadas atrás la Iglesia hablaba del amanecer de una época de la historia humana caracterizada sobre todo, por profundas transformaciones. Pero ese amanecer no ha concluido. Más aún, aquellas situaciones nuevas se han vuelto más complejas todavía. Por eso podemos percibir qué es lo que termina, pero no descubrimos con la misma claridad lo que está comenzando”, citó.
“Frente a esta novedad se entrecruzan la perplejidad y fascinación, la desorientación y el deseo de futuro. En este contexto se plantea, a veces de un modo oculto y desordenado, preguntas urgentes: ¿Quién soy en realidad? ¿Cuál es nuestro origen y cuál nuestro destino? ¿qué sentido tiene el esfuerzo y el trabajo, el dolor y el pecado, el mal y la muerte? Tenemos necesidad de volver sobre estos interrogantes fundamentales. En una época de profundas transformaciones, la cuestión de la identidad aparece como uno de los grandes desafíos. Y esta problemática afecta de modo decisivo al crecimiento, a la maduración y a la felicidad de todos. En este marco, queremos anunciar lo que creemos, porque el Evangelio es una luz para planteos que nos inquietan”, completó.
Monseñor Martínez aseguró que “si realmente como cristianos queremos ser discípulos de Jesús, trataremos de abrir nuestro corazón a sus enseñanzas. En el poner en práctica la Palabra de Dios, en el ejercicio de la comunión eclesial, nosotros alimentamos nuestra identidad y discipulado. Cuando entendemos que este discipulado debemos vivirlo en el mundo, en la familia, trabajo, política, escuela... comprendemos que la identidad cristiana realmente es un desafío necesario, para que nuestro aporte sea fecundo en medio de situaciones nuevas y complejas”.
“El intentar vivir con identidad y coherencia de vida nos permite entender la exigencia del discipulado que nos pone el Señor. Solo por la fe podemos comprender esta propuesta del Señor, exigente, difícil de entender y sobre todo de vivir, en este amanecer aún un tanto oscuro. Pero si somos capaces de asumir esta propuesta estaremos caminando un camino de esperanza”, concluyó.+
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