Luego de concluir la misa por la Evangelización de los Pueblos, Francisco recordó la Carta Apostólica Maximum Illud promulgada por Benedicto XV hace 100 años, que insta a dar “un nuevo impulso a la responsabilidad misionera de toda la Iglesia”.
Seguidamente, Francisco se refirió a la “globalización que sufre de homologación y viejos conflictos de poder que alimentan las guerras y arruinan el planeta”, y señaló que en este contexto los cristianos estamos llamados a llevar la Buena Noticia: “Se trata de escuchar el fuerte llamado a la misión a todos los pueblos y a aquellos que viven al margen aquí entre nosotros. Es de nuestra fraternidad, vivida con fe y caridad, que fluyen la fuerza y el impulso hacia la misión”.
El Papa mencionó a la oración como “condición indispensable” para vivir plenamente la misión: “Una oración ferviente e incesante, según la enseñanza de Jesús proclamada también en el Evangelio de hoy, en la que Él cuenta una parábola sobre la necesidad de rezar siempre, sin cansarse nunca”.
Finalmente, el Pontífice invitó a los presentes a rezar por los misioneros y recordó al nuevo beato proclamado ayer, sábado 19 de octubre, el mártir Don Alfredo Cremonesi, sacerdote misionero del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras, asesinado en Birmania en 1953: “Fue un incansable apóstol de paz y un celoso testigo del Evangelio, hasta el derramamiento de sangre”.+
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