El pontífice comenzó su discurso a los presentes expresando: “Me complace estar aquí con ustedes al término de esta Jornada de Estudio organizada por la Universidad Lateranense de Educación para la Paz, en preparación para al Pacto Educativo Mundial que viviremos el 14 de mayo del próximo año”, dijo el Papa subrayando que educar para la paz “requiere dar alivio y respuesta a quienes están condenados a muerte o se ven obligados a abandonar sus afectos, sus hogares, sus países de origen a causa de los conflictos y las guerras”.
En este contexto, el pontífice hizo hincapié en que no podemos permanecer indiferentes, limitándonos a invocar la paz, sino que todos nosotros, educadores y estudiantes, “estamos llamados a construir y proteger la paz todos los días, dirigiendo nuestra oración a Dios para que nos la entregue”.
En cuanto a los temas de la paz, la dignidad humana, la inclusión y la participación social, Francisco recordó que estos factores ponen de relieve la necesidad de un amplio pacto educativo “capaz de transmitir no sólo el conocimiento de los contenidos técnicos, sino también, y sobre todo, la sabiduría humana y espiritual, constituida por la justicia, la rectitud, el comportamiento virtuoso y capaz de ser realizado en la práctica”.
“¿Cuántas veces se excluye a los más jóvenes porque los objetivos propuestos no son realmente alcanzables, o quizás están diseñados sólo para satisfacer intereses limitados?”, preguntó el pontífice a los asistentes.
“En lugar de condicionar el camino futuro de las generaciones más jóvenes, -dijo el obispo de Roma- deberíamos transmitirles un método capaz de valorar la experiencia, incluso la negativa. Un método capaz de mirar los hechos en sus causas y de proporcionar las herramientas para superar conflictos y contrastes”.
Ante la falta de paz generalizada en tantas partes del mundo, "no basta con invocar la libertad de la guerra, proclamar derechos o incluso utilizar la autoridad en sus diversas formas, sino que es necesario cuestionar y recuperar la capacidad de estar entre las personas, de dialogar con ellas y de comprender sus necesidades, quizás con nuestra debilidad, que es la forma más auténtica de ser acogidos cuando hablamos de paz”, señaló.
Y subrayó que no sólo los creyentes, “sino todos aquellos que están motivados por la buena voluntad”, saben lo necesario que es el diálogo en todas sus formas.
“Con el diálogo no se trata sólo de prevenir y resolver conflictos, sino también de poner de manifiesto los valores y virtudes que Dios ha escrito en el corazón de cada hombre y que puso de manifiesto en el orden de la creación. Buscar y explorar cada oportunidad de diálogo no es sólo una forma de vivir o de convivir, sino más bien un criterio educativo”, puntualizó Francisco exhortando a los presentes a seguir “adelante con valor”, ya que “necesitamos hombres de fe y de buena voluntad que eduquen al verdadero diálogo, utilizando todas las posibilidades y ocasiones”.
El cardenal Tauran, hombre de diálogo y pacificador
“Su vida fue proyectada en la perspectiva del diálogo, dijo Francisco. En primer lugar, el diálogo con Dios que el cristiano, el sacerdote, el obispo Tauran cultivaba, del que inspiraba opciones y acciones y en el que encontraba consuelo durante su enfermedad".
"El segundo es el diálogo entre los pueblos, los gobiernos y las instituciones internacionales para los que el diplomático Tauran ha trabajado para promover la conclusión de acuerdos, la mediación o la propuesta de soluciones, incluidas soluciones técnicas, a los conflictos que socavan la paz, limitan los derechos humanos y oscurecen la libertad de conciencia”, continuó explicando Francisco.
“El tercero, es el diálogo entre las religiones, que el cardenal cultivó no para reafirmar los puntos ya en común, sino para buscar y construir otros nuevos", aseveró el Papa explicando que el purpurado nos hizo comprender que "no basta con detenerse en lo que nos acerca, sino que es necesario explorar nuevas posibilidades para que las diferentes tradiciones religiosas puedan transmitir, además de un mensaje de paz, la paz como mensaje”.
“Invito a todos a orar sin cesar y a hacer todo lo posible para que a través de un verdadero Pacto Educativo Global podamos inaugurar una era de paz para toda la familia humana”, concluyó el Papa. +
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