Haciendo alusión a la primera lectura de la liturgia, del Libro de Siracusa, en la que se nos recuerda que “Dios escucha la oración de los oprimidos”, el pontífice subrayó que en esta ocasión “el grito de los pobres, junto con el de la tierra, vino a nosotros desde el Amazonas”.
Un grito que nos empuja a “no permanecer indiferentes”. Asimismo, el obispo de Roma quiso profundizar sobre cuál ha sido el sentido del Sínodo.
“Ha sido, como dice la palabra, un caminar juntos, confortados por el coraje y los consuelos que vienen del Señor. Caminamos mirándonos a los ojos y escuchándonos, sinceramente, sin ocultar dificultades, experimentando la belleza de seguir adelante juntos, para servir”, afirmó Francisco invitando a cada uno a preguntarse tras esta experiencia sinodal: “Yo, ¿qué cosa puedo hacer por el bien del Evangelio?”
“En el Sínodo nos hemos hecho esta pregunta, deseando abrir nuevos caminos al anuncio de la Buena Nueva. Y, en primer lugar, hemos sentido la necesidad, como el publicano en el Evangelio de hoy de ponernos ante el Señor, de ponerlo a Él de nuevo en el centro, tanto a nivel personal y como Iglesia”, añadió el Papa haciendo hincapié en que solo se proclama lo que se vive y que para vivir por Jesús, “para vivir por el Evangelio”, uno debe salir de sí mismo.
En este contexto, el Santo Padre aseveró que tras el Sínodo, “nos sentimos impulsados a salir al mar, a dejar las cómodas orillas de nuestros puertos seguros para entrar en aguas profundas: no en las aguas pantanosas de las ideologías, sino en las del mar abierto donde el Espíritu Santo invita a echar las redes”.
Antes de finalizar, el Papa encomendó “el camino que vendrá”, a la Virgen María, “venerada y amada como Reina de la Amazonía”. Ella que es Reina no por conquista -concluyó Francisco- sino por “inculturación”.
“Con el humilde coraje de madre se convirtió en la protectora de sus hijos, en la defensora de los oprimidos. A Ella, que en la pobre casa de Nazaret cuidaba de Jesús, confiamos a los niños más pobres y a nuestra casa común. Qué como mujer de esperanza, interceda para que el Espíritu Santo descienda sobre nosotros, que con su dulce creatividad hace nuevas todas las cosas”. +
Publicar un comentario