Mons. Buenanueva destacó la importancia del diálogo en la Argentina

Mons. Buenanueva destacó la importancia del diálogo en la Argentina

A pocos días de las elecciones generales, celebradas en la Argentina el 27 de octubre, en las que resultó electo presidente el doctor Alberto Fernández, representante del Frente de Todos, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, compartió sus reflexiones.

“Votar es un acto personalísimo, de alto contenido ético porque significa elegir candidatos, propuestas, según nuestras convicciones pero pensando en el bien común, en el bien de todos”, señaló el obispo. “Y los discípulos de Cristo tenemos que pensar en el bien común desde el lugar de los más pobres, de los que necesitan que lleguen más rápidamente las acciones justas, que instauren justicia y que ayuden al desarrollo integral, más en un país como el nuestro que tiene una tasa tan alta, más de un 30% de la población argentina bajo la línea de la pobreza”.

En ese sentido, animó a reconocer “con toda humildad y verdad que en estos largos años desde la reconquista de la democracia no hemos podido desarmar la pobreza estructural en la Argentina. Esta es la gran deuda social que tenemos los argentinos”.

El Episcopado argentino, sobre todo desde la gran crisis del 2001-2002, ha venido insistiendo en dos o tres puntos que me parece importante recordar ahora, habiendo elegido nuestras autoridades, abriéndose paso ahora un proceso, un tiempo de transición que se adivina difícil pero que ha comenzado con un buen gesto: tanto del presidente actual Mauricio Macri como del presidente entrante, Alberto Fernández, los dos reunidos en Buenos Aires, diagramando la transición, donde los equipos del gobierno saliente y del gobierno entrante tendrán que hacer el traspaso concreto”.

“En las grandes democracias, en los países que tienen un sistema democrático afianzado, esto es normal. Lamentablemente entre nosotros no, por eso este paso ha sido importante. Pero yo les decía, el Episcopado argentino ha dado algunas líneas”, continuó. “Como pastores, si bien no podemos intervenir en la política, no tenemos que gestionar la política y menos aun, tener una actitud partidaria, el Evangelio sí ofrece una luz muy potente para la dimensión ética de la política, cuando está en juego el bien, la justicia”.

“Nosotros venimos insistiendo en que hay que poner sobre la mesa la prioridad de solucionar la deuda social de la pobreza, y de que el camino tiene que ser el diálogo de todos. Argentina es un país plural, donde conviven no sólo regiones culturalmente distintas (en estas elecciones esto se ha mostrado con mucha fuerza); conviven también distintos proyectos de país y esto es legítimo que así ocurra, pero no podemos interpretar estas divergencias como una excusa para enfrentarnos hasta pretender eliminar al que piensa distinto”.

“Esto es lo que yo interpreto que quiere decir la grieta: quiere decir que las legítimas diferencias políticas, culturales, que hay entre las personas, los grupos de un mismo país, se transformen en una guerra campal donde el objetivo es eliminar, acallar, humillar, silenciar al que piensa distinto”.

“Podemos pensar distinto pero somos semejantes y tenemos que dialogar, y aquí tenemos otro elemento en que el Episcopado argentino ha insistido con mucha fuerza, que es la necesidad de encontrar, a través del diálogo, un consenso en políticas públicas estables que tiendan a mirar los grandes problemas económicos, sociales, culturales, educacionales, políticos que tiene la Argentina”.

“Alentamos en este sentido un diálogo cada vez más amplio. Ambos candidatos, el presidente saliente y el entrante, han hablado en estos términos y esto nos parece bueno. Ojalá que lo lleven a la práctica, porque es difícil después de un tiempo de campaña electoral en la que, como suele ocurrir, sobre todo cuando se va acercando la fecha de la elección, se exacerban las diferencias y de la discusión racional a veces deja lugar al golpe bajo, a la descalificación, ahora abrir un espacio de diálogo respetuoso me parece importante”.

“Escuché, y esto me parece positivo, que ambos dijeron: ‘Ahora miramos al futuro’. Todos los ciudadanos estamos esperando esto. Uno de los puntos que a mi modo de ver, debemos tener los cristianos muy en claro, es que la Argentina necesita crecer en institucionalidad, respeto a la constitución, valoración de la república con sus instituciones, la división de poderes, la primacía del derecho, el lugar central de la ley”, destacó. “Muchos han señalado que el mayor problema de los argentinos es la anomia, vivir sin ley, creer que es posible construir una convivencia en la falta de respeto a la ley; es todo lo contrario: Necesitamos recuperar un sentido muy profundo de la ley, del respeto por la ley, que es también el respeto por el otro”, sostuvo.

Finalmente, consideró que este tiempo “que se adivina también difícil, porque los problemas de la Argentina, económicos y sociales, están muy arraigados, vienen de mucho tiempo y son muy difíciles, va a necesitar una grandeza de ánimo en los dirigentes, y también en la ciudadanía, en el pueblo, para poder salir adelante”.+

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