Convoca al pueblo presente en la diócesis a “renovar el regalo del bautismo”, pero con un nuevo compromiso: “Ser anunciadores de la predilección del amor del Padre que nos quiere protagonistas del anuncio de la Buena Noticia”. Y anima al anuncio “con nuestra presencia y testimonio de vida entregada y donada en nuestra familia y en nuestra comunidad”.
Asimismo, indica que debemos anunciar la Palabra, “confesando que somos cristianos en cada ámbito en donde desarrollamos nuestra vida cotidiana. Anunciar con la vida y con la Palabra la misericordia del Dios de la Vida”. Porque “la experiencia del amor misericordioso del Padre nos transforma en alegres y contagiosos discípulos que sienten permanente la invitación a salir del propio cenáculo para ir a los más alejados, los más heridos en el camino de la vida”.
Seguidamente, monseñor Scozzina invita a hacer memoria de la acción del Espíritu en la diócesis, dando gracias por tantos misioneros “que entregaron sus vidas al servicio del anuncio del Reino”. En este sentido, hace mención a los misioneros del siglo XVIII, a los mártires del Zenta, los misioneros franciscanos, “y de tantos religiosos y religiosas que fueron creando comunidades y pueblos con su anuncio evangelizador promovieron la dignidad integral de la persona”.
“Hoy, el Espíritu sigue suscitando a hermanos y hermanas que donan sus vidas con ardor misionero en el servicio a las comunidades y a los pueblos originarios. Estos testimonios actuales nos alientan a no desalentarnos por nuestras miserias y fragilidades”.
Finalmente, pide a Santa Teresita que “nos inspire para vivir en el corazón de la Iglesia, en el lugar del amor misericordioso para reavivar nuestra vocación de discípulos misioneros. Que la memoria de nuestros mayores reavive nuestra disponibilidad y nuestra entrega cotidiana”.+
Publicar un comentario