“Aquí rezo, con dolor en el corazón –escribió Francisco en el libro de los huéspedes ilustres– para que nunca más existan tragedias como esta, para que la humanidad no se olvide y sepa vencer con el bien el mal. Dios conceda al querido pueblo armenio y al mundo entero paz y consolación. Dios custodie la memoria del pueblo armenio. La memoria no va aguada ni olvidada; la memoria es fuente de paz y de futuro”.
Acompañado de su séquito y de diversas autoridades civiles y religiosas entre quienes estaba el presidente de Armenia, Serzh Sargsián, el Santo Padre dejó una ofrenda floral en el memorial, que fue llevada hasta el lugar de manera solemne por tres guardias.
Francisco rezó unos momentos en silencio por los fallecidos en el genocidio, mientras la banda tocaba el himno pontificio. Luego el Papa se dirigió al lugar de la “llama eterna” en donde dejó una rosa blanca, mientras que el mandatario y el Catholicós de todos los Armenios, dejaron rosas rojas.
Siguió un momento de oración en el que el papa Francisco y el catholicós Karekin II bendijeron el incienso mientras era recitado el Padre Nuestro en armenio. El coro entonó diversos himnos entre los cuales el canto del ‘Hrashapar’. El cardenal argentino Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias orientales leyó el Evangelio y el Papa rezó la siguiente oración:
Cristo, que coronas a tus santos y cumples la voluntad de tus fieles
y miras con amor y dulzura a tus criaturas,
escúchanos desde los cielos de tu santidad,
por la intercesión de la Santa Madre de Dios,
por las súplicas de todos tus santos,
y de aquellos de quienes hoy es la memoria.
Escúchanos Señor y ten piedad,
perdónanos, expía y redime nuestros pecados
Haznos dignos de glorificarte,
con sentimientos de gracia
junto al Padre y al Espíritu Santo
ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén,
Después, dentro del mismo mausoleo desde donde se ve el monte Ararat, que pertenece a Turquía pero que ‘protege’ a Armenia, se tocó un himno con la flauta llamada Duduc, instrumento característico del pueblo armenio.
Finalmente dejó el mausoleo y el Papa se transfirió en un vehículo eléctrico a los jardines en donde se plantó un pino, como recuerdo del evento de hoy. Allí es donde firmó el libro de los huéspedes ilustres, al lado del ‘Muro de la memoria de los justos’.
A continuación Francisco recibió a unas diez personas, descendientes de perseguidos que fueron salvados y alojados en Castel Gandolfo por el papa Benedicto XV.
Este memorial fue construido en 1967, en plena época soviética y a pesar del disgusto de Moscú en la ‘Colina de las Golondrinas’. La parte del museo fue enriquecida en 1995 con una serie de objetos y recuerdos de la masacre de 1915.
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