El Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes publicó el mensaje para esta Jornada Mundial, firmado por el cardenal Antonio Maria Vegliò y por el obispo Joseph Kalathiparambil, respectivamente presidente y secretario de ese dicasterio. El documento apunta a la promoción del turismo que puede ser disfrutado por cualquier persona, y que integre los conceptos de “turismo accesible”, “turismo sostenible” y “turismo social”.
La Santa Sede –indica el mensaje- ya desde su primera edición adhirió a esta iniciativa, al darse cuenta “de la gran importancia de este sector y de los desafíos que supone y las oportunidades que brinda a la evangelización”.
Aunque “sin ignorar algunos de sus elementos ambiguos o negativos” los firmantes del mensaje se muestran convencidos de que el turismo humaniza, ya que “es ocasión para el descanso, oportunidad para el recíproco conocimiento de personas y culturas, instrumento de desarrollo económico, promotor de paz y de diálogo, herramienta para la educación y el crecimiento personal, momento para el encuentro con la naturaleza, y ámbito de crecimiento espiritual, por citar algunos de sus rasgos positivos”.
Partiendo de esta valoración positiva, y siendo conscientes de que el turismo en particular y el tiempo libre en general es una “exigencia de la naturaleza humana, que representa en sí mismo un valor irrenunciable”, recuerdan que el turismo no es sólo una oportunidad sino también un derecho para todos, que no puede ser restringido a unas determinadas franjas sociales ni a unas zonas geográficas concretas.
El derecho al turismo nace del derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas que reconoce la Declaración universal de derechos humanos.
Pero la constatación de la realidad muestra que no está al alcance de muchos y que son todavía numerosas las personas que siguen estando excluidas de este derecho.
Es necesario, concluye el mensaje del dicasterio, promover un turismo para todos, que sea ético y sostenible, en el que se garantice una real accesibilidad física, económica y social, evitando todo tipo de discriminación. Alcanzar esta meta será posible si se cuenta con el esfuerzo de todos.
El mensaje para la Jornada Mundial del Turismo 2016 concluye diciendo que la Iglesia valora positivamente los esfuerzos que están realizando a favor de un turismo para todos, iniciativas que ponen realmente el turismo al servicio de la realización humana y del desarrollo social. Desde hace tiempo está también ofreciendo su propia contribución, tanto con su reflexión teórica como con numerosas iniciativas concretas, muchas de las cuales han sido pioneras, realizadas con escasos recursos económicos, mucha dedicación y que han obtenido buenos resultados.+
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