Mons. Martínez: “No hemos asumido suficientemente el camino del discipulado”
“Ese discipulado del cristianismo, no se refiere, en primer lugar, al seguimiento de una doctrina, no es una teología-teoría del mundo o una teoría desde los pobres, su ángulo, para mirar la realidad no son un conjunto de normas morales. Tampoco ser cristiano es la realización de algunas prácticas de piedad o el cumplimiento de algunos rituales. El discipulado implica el seguimiento o adhesión a la persona de Jesucristo”, advirtió.
“En esto el cristianismo se distancia de las otras religiones. La vinculación a la persona de Jesús no es por un tiempo o bajo un aspecto determinado. El discípulo que sigue a Jesús se encuentra con la necesidad de asumir sus enseñanzas. Desde El, nosotros nos comprometemos con una doctrina, aquello que Él nos reveló, hacemos una opción preferencial por los pobres y marginados, y solo desde Él tienen sentido nuestras prácticas de piedad”, puntualizó.
El prelado sostuvo que “estas enseñanzas son liberadoras y nos regalan ‘la vida’, pero también hay que decir que son exigentes e implican un seguimiento que tiene que ver con la cruz” y estimó que “quizá nos venga bien preguntarnos: ¿podemos vivir este discipulado de Jesucristo, en medio de un mundo tan complejo y donde las ofertas parecen ser tan diferentes a la propuesta cristiana?”
“Desde ya que debemos reconocer que es difícil. Uno de los principales males viene por el lado del ‘secularismo’, la indiferencia y el individualismo religioso. Pero también, lamentablemente, hay propuestas religiosas que son consumistas y entusiasman temporalmente a algunos y después los dejan peor que antes”, insistió en advertir, y reconoció: “Aunque difícil, sabemos que es posible vivir nuestra condición de cristianos porque Dios nos ayuda con su gracia”.
Monseñor Martínez aseguró que las respuestas se pueden encontrar “en el testimonio de tantos mártires y santos del pasado y de nuestro tiempo” e indicó que “la humildad y el sabernos necesitados, nos abre las puertas a Dios y nos permite construir sobre roca. Por el contrario, la autosuficiencia nos hace perder la condición de discípulos y nos hace inconsistentes y perecederos”.+
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