El organismo recordó que “abrir las puertas de los corazones y de los espacios eclesiales a jóvenes y niños que ven en nosotros un abrazo misericordioso es un objetivo a realizar como cristianos a modo personal y en nuestras comunidades”.
“Las puertas abiertas son la gran prevención que puede ofrecer la Iglesia. En este sentido siempre pensé que la prevención era llegar antes a la vida de los chicos, antes que la droga, antes que el delito. Qué importante eso del papa Francisco de primerear”, afirma el presbítero José María “Pepe” Di Paola, coordinador de la Comisión Nacional de Drogadependencia, en el libro “La puerta abierta de la misericordia. Una propuesta eclesial al problema de la droga”.
El sacerdote reconoció que “cuando hablamos del problema de la droga, a menudo se nos queda la mirada sobre aquellos a los que llegamos tarde. Sobre los que vemos salir alcoholizados del boliche, o los que se pegaron un palo con la moto y después nos enteramos que estaban drogados, los que traen problemas en la escuela, o aquellos cuya adicción prefieren esconder sus padres para no ser señalados o por vergüenza”.
“¿Qué hacer con ellos? ¿Qué le corresponde a la iglesia? ¿Qué respuesta es coherente con su misión?”, interpeló y respondió: “Yo pienso que es lo mismo… ¡abrir las puertas!”.
En el libro, editado por Santa María, hicieron sus aportes monseñor Fernando Maletti, obispo de Merlo-Moreno y delegado episcopal para la Comisión Nacional de Drogadependencia; monseñor Oscar Ojea, obispo de San Isidro y presidente de Cáritas Argentina; monseñor Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social; monseñor Heriberto Rivas, el presbítero Carlos Olivero y el presbítero Gustavo Carrara.
La Comisión detalló también las acciones que se planean en las diócesis para esa jornada.
Informes: www.pastoraldeadiccionesargentina.org y http://www.facebook.com/pastoraladiccionesargentina
Publicar un comentario