“Duró alrededor de una hora. Fue muy bonita la exégesis que hizo sobre el ciego de nacimiento, sus circunstancias y nuestra actitud ante los necesitados. Durante la ceremonia, se leyó el Evangelio en nueve idiomas y el Papa saludó en diversos idiomas”, contó el presbítero.
“Finalizada la audiencia con la bendición final, se notaba en el grupo cierto nerviosismo, y una alegría contenida, ante la inminente cercanía del Papa. Luego de saludar a los obispos presentes y a los integrantes de una penitenciaría italiana, nos tocó el turno ¡Que alegría!”, manifestó Braun.
“Por ser el capellán tuve un lugar privilegiado y lo saludé casi al mismo tiempo que el jefe del contingente. Al acercarse, nos dimos la mano y le entregamos una placa recordatoria de dicho acontecimiento. Pude hablar con él unos 30 segundos. Fue una inmensa alegría que me reconociera de épocas anteriores. Me bendijo y siguió su camino hacia el resto del contingente”, al que les pidió que “sigan trabajando por la paz”.
El padre Braun dijo que el Santo Padre se mostró muy contento “por dos hechos puntuales y contundentes: el obsequio de un paquete de yerba y una camiseta del club de sus amores: San Lorenzo”.
“Esto acá, es oro en polvo”, dijo el Papa al recibir el regalo del paquete de yerba mate.
“Creo que el Papa se fue alegre, contento…y nosotros felices, muy felices por haber tenido la dicha de saludar, como decía santa Teresa, ‘al dulce Cristo en la tierra’”, manifestó el capellán.+
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