“Hacemos esta misa porque sabemos que sigue habiendo trata de personas, estamos preocupados por la exclusión en la que se hayan muchos descartados de nuestra sociedad”, manifestó el sacerdote.
“El viernes 23, la misa se celebrará en el marco de la carpa misionera de la Plaza Constitución”, detalló. A las 14, comenzará la muestra por la inclusión, a la que se invitó a participar a los grupos que deseen compartir sus esfuerzos por la lucha por esta problemática. Luego, a las 17, el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli, presidirá la celebración eucarística.
“Esta misa busca poner en mano de Dios este flagelo, solidarizarnos por los esclavos de nuestro tiempo, y concientizarnos como sociedad para que se acabe la trata de personas”, destacó el presbítero Lorenzo de Vedia.
“Nosotros nos acercamos a esta realidad no desde una mirada puramente social o desde una mirada puramente política -lo cual es lícito, esto lo aprendimos también de Bergoglio- lo hacemos como le pasó a Moisés, mirando la zarza ardiendo, es decir, desde Dios, desde nuestra oración y desde nuestra compasión cristiana. Queremos llorar con Dios que se conmueve con todo esto y con aquellos que ya no le quedan lagrimas porque las han gastado”, manifestó.
La Comisión Episcopal de Migraciones y Turismo, junto a numerosas instituciones que trabajan en estas problemáticas, tales como la organización Puerta Abierta Recreando, las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor, las parroquias del Decanato Boca-Barracas-Constitución, sacerdotes para las villas, Red Kawsay, Hogar de Cristo, Departamento de Migraciones del Arzobispado de Buenos Aires, La Alameda y el Movimiento de Trabajadores Excluidos, invitaron especialmente a participar de esta jornada.
La misa se celebra desde 2008, cuando el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio convocó a participar con el lema "por una sociedad sin esclavos, ni excluidos”. En ese marco se reza especialmente por los trabajadores cartoneros, las mujeres en situación de prostitución, las víctimas del narcotráfico, la trata laboral y sexual, los inmigrantes y los drogadictos.
“Así como esta misa comenzó hace ocho años y se ha ido celebrando ininterrumpidamente, hay que decir que gracias a Dios, mucha conciencia se ha despertado”, destacó el presbítero Flavio Antonio Lauría, de la Comisión de Migraciones y Turismo de la Conferencia Episcopal Argentina, quien también invitó a participar de la celebración eucarística “por las víctimas del flagelo de la trata”.+
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