Reclaman que la trata de personas sea declarada crimen de lesa humanidad

Río Gallegos (Santa Cruz) (AICA): El obispo de Río Gallegos, monseñor Miguel Ángel D’Annibale, y los equipos diocesanos de Pastoral Migratoria, Pastoral de la Escucha y Pastoral Social, insistieron en reclamar que “la trata de personas en todas sus formas, y en particular el tráfico para fines de explotación sexual y prostitución, debe ser declarada crimen de lesa humanidad”, y plantearon la necesidad de instrumentar políticas públicas “comprometidas y contundentes”. Lo hicieron al invitar a participar de la misa que el prelado presidirá a las 18 de hoy en la catedral Nuestra Señora de Luján, con el lema “Por una sociedad sin esclavos”.
El obispo de Río Gallegos, monseñor Miguel Ángel D’Annibale, afirmó que la diócesis y la Iglesia siguen reclamando que “la trata de personas en todas sus formas, y en particular el tráfico para fines de explotación sexual y prostitución, debe ser declarada crimen de lesa humanidad”.

“Los traficantes deben ser llevados a juicio en el marco de leyes nacionales e internacionales claras, con el decomiso de aquellas ganancias que sean producto de su actividad ilegal y las víctimas deben ser indemnizadas por todos los daños sufridos”, sostuvo.

“La misericordia nos reclama promover el respeto a la dignidad de tantas víctimas de las esclavitudes actuales”, sostuvo en un mensaje por el Día Internacional de Lucha contra la Trata de Personas con fines de explotación sexual, que se conmemora este viernes 23 de septiembre.

El prelado invitó a participar de la misa que presidirá a las 18 de hoy en la catedral Nuestra Señora de Luján, de la ciudad de Río Gallegos, con el lema “Por una sociedad sin esclavos”.

En su mensaje junto con los equipos diocesanos de Pastoral Migratoria, Pastoral de la Escucha y Pastoral Social, monseñor D’Annibale advirtió que “siguen conmoviendo, en Santa Cruz y Tierra del Fuego, la alta tolerancia social y la naturalización del sistema prostibulario al que, para justificarlo, suele vinculárselo con lo cultural”.

“Manifestamos que la trata de personas y la explotación sexual son modos de esclavitud que violan la dignidad, la libertad y los derechos humanos de tantas mujeres, niñas y jóvenes de ambos sexos”, sostuvieron.

Por este motivo, el obispo y sus colaboradores consideraron que “es imperioso un cambio de mentalidad para enfrentar este delito y la adopción de políticas públicas comprometidas, contundentes y que convoquen a diversos sectores para crear conciencia de que estas aberrantes prácticas son un problema social, un problema de todos”.

“No vale el viejo adagio: son cosas que existen desde que el mundo es mundo. Las víctimas pueden cambiar y, de hecho, sabemos que cambian de vida con la ayuda de los buenos jueces, de las personas que las asisten y de toda la sociedad… Sabemos cuán importante es que cada víctima se anime a hablar de su ser víctima como de un pasado que superó valientemente siendo ahora una sobreviviente o, mejor dicho, una persona con calidad de vida, con dignidad recuperada y con libertad asumida”, subrayaron citando al papa Francisco.

“Aunque la legislación vigente tipifica el delito de trata de personas resultan aún insuficientes e ineficaces la asistencia a las víctimas, a sus decisiones y el respeto de los derechos establecidos en la Ley. Del mismo modo lo es la lucha contra las redes de trata y los prostituyentes”, aseveraron.

Monseñor D’Annibale afirmó que “resulta imperioso completar la reglamentación de la ley nacional Nº 26.842 de Trata de Personas, como así también reglamentar en Santa Cruz la ley provincial N° 3.352, y en Tierra del Fuego la ley N° 938, que permitiría el funcionamiento de comisiones y oficinas, tanto de Rescate, como de Asistencia a las víctimas”.

“Hacemos nuestras las palabras del papa Francisco al referirse a las víctimas de la trata de personas, en el sentido de que ‘la rehabilitación de las víctimas y su reinserción en la sociedad es siempre posible, es el mayor bien que podemos hacerles a ellas mismas, a la comunidad y a la paz social’”, destacaron, y agregaron: “Es duro el trabajo, no termina con la sentencia sino después, procurando que haya un acompañamiento, un crecimiento, una reinserción, una rehabilitación de la víctima”.

“Acompañamos con nuestra ferviente oración, implorando a Dios que derrame en este año de la Misericordia su amor de consuelo y esperanza sobre las víctimas y despierte la conciencia de cambio en la sociedad”, concluyó.+

Texto completo del mensaje

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