Los festejos comenzaron a las 18.30, horario en que los fieles se congregaron frente a la catedral Inmaculada Concepción, desde donde a las 19 partió la procesión llevando la imagen de la Virgen. A su regreso, monseñor Tscherrig presidió la misa, concelebrada por el obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto, monseñor Adolfo Uriona, y dio la bendición papal.
En su homilía, el representante papal llamó a los fieles a preguntarse "quién es María, la Inmaculada Madre de Dios, para nosotros. Según la tradición católica, María es Virgen y esposa, dos palabras ricas en contenido, destacó.
"En el momento de la encarnación -explicó- se convirtió en la esposa de Dios, y aseguró que desde el momento de la Concepción, el Señor estaba con ella, colmándola de la presencia del Espíritu Santo, tal como lo demuestran las palabras del Ángel Gabriel: ‘'Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo'"’.
"En ella no había espacio para el pecado, porque, como enseña la Iglesia, María ha sido preservada del pecado original que todos traemos en nosotros. Anunciando el maravilloso encuentro de Dios con la humanidad, el ángel Gabriel la invita a la alegría: “'Alégrate, dice a María, porque en ti el Señor ha cumplido la antigua promesa de la venida del Mesías”", detalló.
Monseñor Tscherrig recordó lo expresado por el papa Francisco en su primera exhortación apostólica, cuando, al hacerse eco de esta alegría, asegura que "“todo el mensaje evangélico es una invitación a la alegría”. Esta alegría llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús, sostuvo el nuncio, y agregó que “quienes se dejan salvar por Él, son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento”".
Una multitud participó de la celebración, en la que estuvieron presentes las autoridades de Río Cuarto, y el intendente local, Juan Manuel Llamosas, entregó al nuncio un decreto declarándolo visitante distinguido.+
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