Francisco rezó ante la Inmaculada por los niños abandonados y explotados

Roma (Italia) (AICA): El papa Francisco se trasladó hoy a la plaza de España, de Roma, donde rezó en silencio ante la imagen de la Inmaculada Concepción y le pidió a la Purísima que interceda por los niños que son abandonados y explotados en el mundo. ¨Oh María, Madre nuestra Inmaculada, en el día de tu fiesta vengo a ti, y no vengo solo: traigo conmigo a todos aquellos que tu Hijo me ha confiado, en esta ciudad de Roma y en el mundo entero, para que tú los bendigas y los salves de los peligros¨, expresó y agregó: ¨Te traigo Madre, a las familias, que llevan adelante la vida y la sociedad con su empeño cotidiano y escondido; de manera particular a las familias que hacen más esfuerzo
debido a tantos problemas internos y externos¨.
El papa Francisco se trasladó hoy a la plaza de España, de Roma, donde rezó en silencio ante la imagen de la Inmaculada Concepción y le pidió a la Purísima que interceda por los niños que son abandonados y explotados en el mundo.

"Oh María, Madre nuestra Inmaculada, en el día de tu fiesta vengo a ti, y no vengo solo: traigo conmigo a todos aquellos que tu Hijo me ha confiado, en esta ciudad de Roma y en el mundo entero, para que tú los bendigas y los salves de los peligros", expresó.

"Te traigo Madre, a los niños, especialmente a aquellos solos, abandonados, y que por este motivo son engañados y explotados", sostuvo, y agregó: "Te traigo Madre, a las familias, que llevan adelante la vida y la sociedad con su empeño cotidiano y escondido; de manera particular a las familias que hacen más esfuerzo
debido a tantos problemas internos y externos".

"Te traigo Madre, a todos los trabajadores, hombres y mujeres, y te confío especialmente a quien por necesidad, se esfuerza para realizar un trabajo indigno y a quien perdió el trabajo y no logra encontrarlo", completó.

Tras la invocación a la Inmaculada Concepción, el pontífice bendijo un centro con rosas blancas con una cinta blanca y amarilla, que fue transportada a los pies del monumento por dos guardias. Luego saludó a los fieles que se acercaron al lugar y bendijo tanto a niños como a personas enfermas, con discapacidad y ancianos en sillas de rueda.

Francisco se dirigió después a la basílica de Santa María la Mayor, deteniéndose en oración delante del ícono de la Virgen que lleva la invocación de “Salus Populi Romani”.

La invocación del Papa a la Inmaculada
A los pies de la imagen de María, el Papa recitó esta oración:

Oh María, Madre nuestra Inmaculada,
en el día de tu fiesta vengo a ti,
y no vengo solo: traigo conmigo
a todos aquellos que tu Hijo me ha confiado,
en esta ciudad de Roma y en el mundo entero,
para que tú los bendigas y los salves de los peligros.

Te traigo Madre, a los niños,
especialmente a aquellos solos, abandonados,
y que por este motivo son engañados y explotados.

Te traigo Madre, a las familias,
que llevan adelante la vida y la sociedad
con su empeño cotidiano y escondido;
de manera particular a las familias que hacen más esfuerzo
debido a tantos problemas internos y externos.

Te traigo Madre, a todos los trabajadores, hombres y mujeres,
y te confío especialmente a quien por necesidad,
se esfuerza para realizar un trabajo indigno
y a quien perdió el trabajo y no logra encontrarlo.

Tenemos necesidad de tu mirada inmaculada,
para encontrar la capacidad de mirar a las personas
o las cosas con respeto y reconocimiento,
sin intereses egoístas o hipocresías.

Necesitamos de tu corazón inmaculado,
para amar de manera gratuita,
sin segundas intenciones sino buscando el bien del otro,
con simplicidad y sinceridad,
renunciando a máscaras y maquillajes.

Necesitamos tus manos inmaculadas,
para acariciar con ternura, para tocar la carne de Jesús
en los hermanos pobres, enfermos despreciados,
para levantar a quien ha caído y dar apoyo a quien vacila.
Tenemos necesidad de tus pies inmaculados,
para ir hacia quien no sabe dar el primer paso,
para caminar por los senderos de quien está perdido,
para ir a encontrar a las personas solas.

Te agradecemos, oh madre, porque mostrándote
a nosotros libre de toda mancha de pecado,
tú nos recuerdas que antes de todo está la gracia de Dios,
está el amor de Jesucristo que ha dado la vida por nosotros,
está la fuerza dl Espíritu Santo que renueva todo.

Haz que no cedamos al desánimo,
sino que confiando en tu constante ayuda
nos empeñamos a fondo para renovarnos nosotros
a esta ciudad y al mundo entero.
Reza por nosotros, Santa Madre de Dios.+

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