Mons. Castagna: “El mundo actual reclama un compromiso coherente con los valores”
“El mundo actual reclama un compromiso coherente con los valores sostenidos en gestos y formas de vida. La transparencia aparece como principal exigencia evangélica. Jesús no cesa de exponerla ante los diversos sectores de la sociedad”, subrayó en su sugerencia para la homilía dominical.
El prelado señaló que “para subrayar su importancia (Jesús) utiliza, ante la hipocresía de algunos dirigentes - escribas, fariseos y clase sacerdotal - un lenguaje sumamente severo”.
“Su testimonio personal le otorga autoridad para hacer y decir lo que hace y dice. De todos modos no todos aprovechan sus incuestionables lecciones. Los poderosos cierran el ciclo de sus persecuciones con un juicio inicuo y la condena a morir en la Cruz”, advirtió.
Texto de la sugerencia
1.- Juan logra disipar las dudas de los suyos. Juan dispone de una forma de enseñar que parte de la vida. Quiere que sus discípulos sepan leer los signos mesiánicos e identifiquen, por ellos mismos, al verdadero Mesías. Por eso: “Juan Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: ¿Eres tú el que tenía que venir o debemos esperar a otro?” (Mateo 11, 2-3) El Bautista se presenta como especialmente interesado en conocer si Jesús es el verdadero Mesías. El profeta capaz de señalarlo como el Cordero de Dios “que quita el pecado del mundo” se presume, prudentemente, que no tiene dudas de quién es su joven Primo. Aunque está inmovilizado en la prisión desea que sus discípulos se encuentren con la Verdad y se conviertan en sus seguidores incondicionales. Así ocurre, al comprobar que Jesús presenta los signos identificatorios del verdadero Mesías, y transmiten a Juan los resultados de su delicada misión: “Jesús les respondió: Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres”. (Mateo 11, 4-5)2.- Los hechos acreditan al Mesías. La acreditación que Jesús presenta, para probar que es el Mesías esperado, son los hechos. Fueron anunciados por los Profetas, como el gran Isaías, y realizados por el mismo Señor ante la mirada del pueblo. Aquellos hombres, sólo deben transmitir lo que ven y oyen. Sobra toda argumentación dialéctica que, con frecuencia, en lugar de probar enturbia la intentada transparencia argumental. Hoy hablamos de “testimonio”, es decir, probar con hechos lo que la gracia invisible cumple en las personas y en sus historias. Alguna vez hemos mencionado una expresión de San Juan Pablo II, pronunciada en el año 2001: “El mundo actual espera de los cristianos el testimonio de la santidad”. El mundo actual reclama un compromiso coherente con los valores sostenidos en gestos y formas de vida. La transparencia aparece como principal exigencia evangélica. Jesús no cesa de exponerla ante los diversos sectores de la sociedad. Para subrayar su importancia utiliza, ante la hipocresía de algunos dirigentes - escribas, fariseos y clase sacerdotal - un lenguaje sumamente severo. Su testimonio personal le otorga autoridad para hacer y decir lo que hace y dice. De todos modos no todos aprovechan sus incuestionables lecciones. Los poderosos cierran el ciclo de sus persecuciones con un juicio inicuo y la condena a morir en la Cruz.
3.- Vino a salvar, no a juzgar. Jesús enseña a los discípulos de Juan - algunos serán luego sus seguidores incondicionales - cómo se debe transmitir la novedad de lo que presencian: “Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven…” (Mateo 11, 4). Es una regla de oro para la evangelización del mundo. El mundo está atento a esa “novedad” que aún no conoce. Algunas expresiones de ese desconocimiento aparecen como indiferencia o agresión. La misión de los evangelizadores reclamará un estilo comunicacional que Jesús consagra. La humildad, la mansedumbre y la cercanía cordial constituyen el método que Cristo ejecuta. Lo afirma abiertamente: “Al que escucha mis palabras y no las cumple, yo no lo juzgo, porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvarlo”. (Juan 12, 47) Si, en algunas escenas de su vida misionera utiliza un lenguaje menos mesurado, lo hace para sacudir la modorra de quienes parecen insensibles al mensaje: “Porque él hiere, pero venda la herida; golpea, pero sana con sus manos”. (Job 5, 18) Es como el cirujano, que hiere para curar. Para obrar de esa manera, será preciso adquirir el equilibrio virtuoso que el Señor posee. Los enviados del Bautista se impregnan de lo que ven, y graban en sus mentes lo que oyen. Les resta “contar” a quien los envió, como el mismo Señor les indica.
4.- El testigo transmite lo que ve y escucha. Sin duda, aquellos enviados, necesitaron ver y escuchar. Condición indispensable para el creyente que debe encarar, ante el mundo, su misión indelegable de testigo. El testigo transmite lo que ve y escucha a quienes esperan su testimonio. Para ello debe interiorizarse del contenido de la verdad - en la que cree - hacerlo propio y “contarlo” a quienes se dispongan a escuchar. La acción evangelizadora consiste en transmitir el hecho real de la Resurrección de Jesucristo. El Espíritu de Pentecostés garantiza la veracidad de ese testimonio y ofrece la oportunidad, a todos, de adherirse eficazmente a la Pascua de Cristo. Recordemos la presentación de Pedro, al producirse el acontecimiento de la venida del Espíritu Santo. Una muchedumbre de tres mil personas acepta aquel testimonio, formulado por el principal de los Apóstoles, y se compromete de por vida, recibiendo el Bautismo. Esa pedagogía divina sigue vigente, más aún, constituye el único medio de relación del Dios Salvador con el mundo, necesitado de su acción salvadora.+
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