Mons. Conejero: “Jesucristo vino a romper las cadenas que esclavizan e impiden la unidad y la paz”
“Nosotros hemos resumido en dos binomios los dones y tareas del Año de la Misericordia que debemos prolongar e intensificar, tanto en nuestra vida personal, como comunitaria: el perdón y la alegría, la unidad y la paz”, recordó sobre las propósitos diocesanos.
El prelado indicó que la comunidad se prepara para “vivir y celebrar, con esperanza y gozo, la triple venida de Jesús, nuestro único Salvador y Redentor: su venida en la carne, su gloriosa triunfante, que esperamos, y la que ahora podemos realizar en lo más íntimo de nuestro corazón.
“Quisiéramos recordar el ‘por qué y para qué’ fue enviado y vino Jesús a nuestro mundo, asumiendo la grandeza y pequeñez de nuestra naturaleza humana”, agregó, y precisó: “La motivación más importante y última de todas: El Amor de Dios hacia los hombres”.
“De muchas maneras quedan expresadas en las Sagradas Escrituras la finalidad de la venida de Jesús a nosotros: para salvar lo que estaba perdido, para unir a los hijos dispersos, para liberarnos de la esclavitud del pecado y de la muerte, para darnos Vida eterna”, indicó.
Monseñor Conejero Gallego advirtió que “muchas son las cadenas y ataduras que aún nos atan, muchas; y Jesucristo vino a romper y a liberarnos de todas ellas; de la incredulidad e infidelidad, de la desconfianza y el desaliento, de la indiferencia hacia al sufrimiento de los pobres, de la ambición y del apego a los bienes de este mundo”.
“La Iglesia pide y suplica siempre al Señor que nos libre de todos estos males, del pecado y todo aquello que nos perturba o pueda apartarnos de Él y del amor a los hermanos. Rompa el Señor las cadenas de todo aquello que nos esclaviza e impide vivir con alegría, unidad y paz”, concluyó.+
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