Todos deberíamos pasar por la cárcel, afirmó mons. Barba
“Todos deberíamos pasar por ahí, y ver esa realidad de cerca. Desde adentro. Cara a cara con las personas allí encerradas”, reconoció monseñor Barba, y destacó la dimensión humana de quienes residen en prisión: “redescubrir que no son números, ni estadísticas, ni expedientes”, recomendó.
El domingo 12 el obispo acompañó a un grupo de la diócesis en la actividad que realizan sábado a sábado, trabajando en talleres junto a los jóvenes. El prelado describió la experiencia como “muy fuerte e intensa”.
“Si hay algo de lo que no me queda duda, es que no nacieron con esa condena, y que debe ser muy probable, que antes de esta historia, deben haber sufrido muchas otras historias personales y familiares que los fueron avejentando siendo niños. Jóvenes con muy pocas chances de algo distinto. Hoy se los veía felices con sus rudas caras. Niños encerrados en cuerpos de casi adultos. Recuperando el espacio lúdico y de esperanza”, expresó monseñor Barba.
El prelado contó que los internos esperan ansiosamente el encuentro semanal con los miembros de la pastoral porque, aun encerrados, es para ellos un espacio de libertad, y un signo de esperanza.
En alusión al Evangelio que afirma “Estuve preso y me visitaste”, el obispo manifestó: “Hoy estuvimos con Jesús… Intensamente, dolorosamente, cargados de esperanza”, y agradeció al grupo compuesto por Daiana Lopardo (murales), Liliana Oviedo (cocina), Fernando Acosta (música), Gisela Espinosa (manualidades y creaciones), Andrea Atucha (sublimado) Griselda Britez en deportes y Silvia Domínguez, por su valioso tiempo para destinarlo a estos jóvenes. También acompañaron Mariano Santana (inspector distrital educación) y Fernando Tascón (director de Formación Profesional, Dirección Provincial Educación Técnico Profesional de la provincia de Buenos Aires).
“Qué bueno sería que todos tengamos alguna vez, esta misma posibilidad de estar cara a cara frente a estas realidades, para mirar la vida desde otro lugar. Para frenar prejuicios impuestos por los medios de comunicación o por la estigmatización de la portación de cara. Y perder los miedos que nos causan estos abismos sociales donde se termina enfrentando el hombre contra el hombre”, deseó el obispo, advirtiendo el peligro de la droga, “que condena a muerte a tantos y beneficia, demoníacamente y mucho, a unos pocos”.
Para finalizar, recordó que “todos somos hijos a imagen y semejanza de Dios”. Iguales en dignidad. Amados infinitamente por Él, y que no deja de ser nuestro Padre común, pese a nuestros errores”, y pidió oración por los jóvenes y sus familias, “para que no dejen de buscar y trabajar por una vida distinta”.+
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