La carta está dirigida a monseñor Esteban María Laxague SDB, obispo de Viedma, a quien agradeció por hacerlo partícipe de la peregrinación anual a Chimpay.
“Recuerdo bien el día de la beatificación, hace ya 10 años. Me quedó grabada aquella multitud de personas venida de distintas partes. Aquellos rostros llenos de alegría por la beatificación de uno de los suyos, que nunca olvidó sus raíces, su pueblo, su cultura”, expresó el Santo Padre.
El Papa reconoció que le hace “mucho bien pensar en el deseo que Ceferino tenía de ser sacerdote para servir a su pueblo. Así debe de ser. El sacerdote siempre identificado con su pueblo, de tal manera que su tiempo, su vida, su persona, sean para sus hermanos”, sostuvo.
Para finalizar, Francisco destacó que “la juventud sabe responder con generosidad cuando se le presenta a Cristo con un testimonio de vida auténtico y veraz, como el de Ceferino” y deseó que “ojalá muchos jóvenes hoy encuentren en Jesús el amor de sus vidas y el impulso para entregarse a los demás”.
Con un saludo paternal, su recuerdo y oración, el Papa bendijo a los peregrinos, a quienes tiene muy presentes en su corazón, y pidió: “No dejen de rezar por mí”.
Texto completo de la carta
Al Venerable Hermano
Mons. Esteban María Laxague, S.D.B.
Obispo de Viedma
Vaticano, 12 de agosto de2A17
Querido Hermano:
He recibido tu atenta carta, en la que me haces partícipe de la peregrinación anual a Chimpay con motivo del cumpleaños de Ceferino Namuncurá. Te lo agradezco.
Recuerdo bien el día de la beatificación, hace ya 10 años. Me quedó grabada aquella multitud de personas venida de distintas partes. Aquellos rostros llenos de alegría por la beatificación de uno de los suyos, que nunca olvidó sus raíces, su pueblo, su cultura. Me hace mucho bien pensar en el deseo que Ceferino tenía de ser sacerdote para servir a su pueblo. Así debe de ser. El sacerdote siempre identificado con su pueblo, de tal manera que su tiempo, su vida, su persona sean para sus hermanos. La juventud sabe responder con generosidad cuando se le presenta a Cristo con un testimonio de vida auténtico y veraz, como el de Ceferino. Ojalá muchos jóvenes hoy encuentren en Jesús el amor de sus vidas y el impulso para entregarse a los demás.
Te pido que les hagas llegar a los peregrinos mi recuerdo y mi oración. Los tengo muy presentes en mi corazón. Y, por favor, no dejen de rezar por mí.
Que el Señor los bendiga y la Virgen Santa los cuide.
Fraternalmente,
Francisco.+
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