Mons. Martínez Perea llamó a imitar las virtudes de San Luis Rey de Francia
San Luis Rey “es para nosotros un modelo”, afirmó monseñor Martínez Perea, tanto en el amor a Dios como en el amor al prójimo, lo que consideró “la verdadera obra de misericordia”, que nace “por el ejemplo que Jesucristo nos dio y porque cada uno de nosotros ante Dios sabe que ha recibido el perdón”.
“Así como nosotros hemos sido perdonados por Dios, tenemos la capacidad de perdonar a los demás. Primero es Dios que ilumina en nuestro corazón el amor, y cuando uno se ha sentido amado por Dios, en el perdón de los pecados, puede amar a los demás”, detalló el obispo.
Monseñor Martínez Perea destacó el ejemplo de San Luis Rey. “Ese amor llenaba su corazón en su vida interior, en sus oraciones, era el motivo por el que cada día se levantaba y hacía el bien y las obras de misericordia, en cuanto esas obras de misericordia es el corazón humano inclinándose ante la miseria, ante lo que le falta al otro”.
“En San Luis Rey encontramos estos dos aspectos juntos: el amor y la misericordia. La misericordia corporal, en el ejemplo que nos dejó al crear un hospital”, mencionó, y advirtió que “la salud pública es una obra de misericordia, es decir que se santifica aquel que lo hace”.
El prelado resumió las virtudes del santo patrono de la diócesis en el testamento que San Luis Rey le dejara a su hijo, aconsejándolo sobre cómo debía actuar, centrado en el amor a Dios y al prójimo, en la paciencia. Lo alentaba a confesarse a menudo y a no codiciar los bienes del pueblo, a escuchar con gusto la palabra de Dios y guardarla en su corazón, a defender la justicia y la verdad.
En su testamento “se ve ese corazón enamorado de saber ver y entender cuál era su misión, la misión del gobernante, para entregarle a Dios el pueblo que gobernaba: Conducir al pueblo hacia Dios”, reconoció monseñor Martínez Perea, y sostuvo que “esa es la misión también de cada uno de nosotros, no sólo del que gobierna, sino de aquel que en su casa o en su grupo tiene que ayudar a que los demás puedan llegar a Dios”.
Para finalizar, el obispo deseó “que San Luis, como provincia, tenga también las características de su patrono, que cada uno de nosotros podamos imitar algunas de sus virtudes”, y pidió la protección de Nuestra Señora de Fátima, a cuyo corazón Inmaculado está consagrada la diócesis.
Entre los presentes se encontraba el vicegobernador de la provincia, Carlos Ponce, el intendente de la ciudad, Enrique Ponce, las ministras María Angélica Torrontegui (Desarrollo Social), Graciela Corvalán (Salud) y Natalia Spinuzza (Educación), sus pares Eduardo Mones Ruiz (Gobierno) y Ernesto Nader Alí (Seguridad).+
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