Con diferentes actividades, la comunidad de Chimpay se preparó durante la denominada “Semana de la fe” para recibir a los peregrinos que este fin de semana arribaron a la localidad para honrar al beato Ceferino Namuncurá.
Después de varios meses de preparación, el domingo 20 de agosto, la comunidad de Chimpay inició la llamada “semana de la Fe”, con una celebración de la Eucaristía de la que participaron las instituciones locales. Se comenzaron a preparar además los detalles para que Chimpay recibiera a todos los peregrinos. Se vivieron momentos fuertes de reflexión y oración junto con enfermos y ancianos, niños, jóvenes, y familias.
Ya a partir de este día, algunos peregrinos se instalaron con sus carpas o casillas rodantes, y día a día se fueron sumando más fieles que llegaban a Chimpay, siendo albergados en las escuelas o casas de familia.
El jueves 24, la comunidad se congregó en la biblioteca para la bendición de todos los servidores que en esos días pondrían todos sus esfuerzos en el tránsito, la atención de la salud, la limpieza, la seguridad, el suministro de luz, agua y leña, la liturgia y el canto, los puestos de comida; momento en que con fuerza resonó la voz de Ceferino: "Quiero ser útil a mi gente".
La misa del viernes 25 se celebró en el parque santuario, junto a la imagen de madera de lenga, punto de encuentro de Ceferino con su gente. Esa primera Eucaristía tuvo una nota característica: la presencia de un nutrido grupo de niños de la localidad vecina de Luis Beltrán, niños con la edad que tenía Ceferino (11 años) cuando le dijo a su padre, don Manuel Namuncurá: "Papá, quiero estudiar para ser útil a mi gente, seguro que en Buenos Aires tendrás algún amigo que me reciba para estudiar", deseo que fue apoyado por su padre y que marcó el inicio de un camino misionero que continúa hasta hoy. A las 16 se celebró la segunda Eucaristía.
Sábado 26: cumpleaños de Ceferino
Los peregrinos continuaron llegando a pie, en bicicleta, a caballo, en micros y autos para compartir un día de fiesta y alegría, en el encuentro tan esperado con el beato Ceferino Namuncurá, a 131 años de su nacimiento y 10 de su beatificación.
"El encuentro con Ceferino es para decir 'gracias'. La bondad de Dios por medio de Ceferino se ha vivido en la vida cotidiana, a muchos kilómetros de Chimpay, en casa o en el hospital, en la calle o de viaje. A Chimpay se viene a decir 'gracias'", manifestó el obispo de Viedma, monseñor Esteban Laxague, quien presidió la misa central, concelebrada con el obispo electo de Neuquén, monseñor Fernando Croxatto, el obispo de San Carlos de Bariloche, monseñor Juan José Chaparro CMF y varios sacerdotes.
“La liturgia de la Palabra se vuelve invitación a 'ser pequeño' como Ceferino Namuncurá, pequeño para conocer las cosas de Dios y hacerlas vida en el día a día”, añadió monseñor Laxague.
Por la tarde, la misa de las 16 congregó a una multitud de peregrinos que celebraron con gratitud el 131 aniversario del nacimiento de Ceferino, con la presencia de unos 130 jóvenes llegados de las distintas comunidades parroquiales de la diócesis de Viedma que, animados por Ceferino Misionero, caminan al encuentro de los peregrinos y le regalan el mensaje de esta 47ª peregrinación. "Ceferino, Hijo de Dios y Hermano de todos".
Fue un día de alegría por el reencuentro de los peregrinos, por el encuentro con el beato, en la oración y en la misa. A las 18,30 muchos peregrinos se reunieron junto con los jóvenes alrededor de la ermita de María Auxiliadora para estar con la Madre. De 19 a 20, en el templo del parque santuario estuvo expuesto Jesús Eucaristía, que fue contemplado por todos esos jóvenes que misionaron entre los peregrinos. Al atardecer, “como queriendo unir tantos fogones prendidos a lo largo y ancho de la zona de acampe, animados por el Lonco Jacinto se encendió un fuego mayor que despertó la reflexión, la oración, el silencio, retrotrayendo a los presentes a la cultura ancestral del pueblo mapuche con todo lo que el fuego les significa”, detalló el obispo de Viedma.
Por la noche, la música llegó de la mano de los jóvenes. Los peregrinos se reunieron en el polideportivo para compartir “Los jóvenes le cantan a la tierra”. Los voluntarios de Cáritas ofrecieron una sopa comunitaria.
Domingo 27: Día de la fiesta central
Desde muy temprano, junto a la Ruta Nacional Nº 22 Ceferino Namuncurá, a unos 3 kilómetros de Chimpay, se fueron congregando muchos peregrinos. Allí se eleva sobre un cerro la cruz conocida como “Cruz del 5º Centenario de la Evangelización”.
Desde las 6, la comunidad de Belisle, cercana a Chimpay, aguardaba a los peregrinos con una infusión caliente y tortas fritas. Junto a la comunidad mapuche, se celebró el sol que sale. El canto y la oración fueron preparando la marcha de la fe que inició a las 9.
Muchos gauchos a caballo acompañaron a la Virgen de Luján que encabezó la marcha. El canto, la oración y la reflexión acompañaron el caminar.
“Desde el Evangelio se descubre el llamado a cuidar la naturaleza como ‘la casa de todos’ y por eso se pronunció el ‘No a una planta nuclear’; también se hizo memoria de hombres y mujeres sembradores del Evangelio en estas tierras patagónicas, testigos y misioneros que invitan a que hoy cada peregrino responda al llamado de Dios como lo supo hacer Ceferino. No faltó un decidido llamado a cuidar la vida, y por eso se clamó ‘No a la violencia, no a la muerte de tantos jóvenes’, y las preguntas ‘¿Dónde está Daniel Solano (joven desaparecido, obrero golondrina venido a trabajar desde Salta a una localidad bien cerca de Chimpay)?’, ‘¿Dónde está Santiago Maldonado (joven desaparecido en el Chubut)?’, .preguntas que comprometen construir una patria de hermanos en la justicia y en la verdad”, señaló monseñor Laxague.
La Misa principal en el parque santuario Ceferino Namuncurá se inició el domingo a las 11 con el encuentro de la imagen de la Virgen de Luján y la de Ceferino Namuncurá, que desde muy temprano ha recibido a miles de peregrinos.
La misa fue presidida por el obispo de Neuquén, monseñor Fernando Croxatto, y concelebrada por monseñor Marcelo Cuenca Revuelta, obispo del Alto Valle del Río Negro, monseñor Juan José Chaparro, obispo de San Carlos de Bariloche, monseñor Esteban Laxague, obispo de Viedma, 22 sacerdotes y un diácono.
En su homilía, monseñor Croxatto hizo una fuerte invitación a seguir a Jesús como Ceferino, que abrió una huella marcada por la fe, la esperanza y el amor, y llamó a rezar a Ceferino: "que tu huella sea nuestra huella".
Finalizada la multitudinaria celebración, los peregrinos compartieron como familia el almuerzo, y muchos se acercaron a los sacerdotes para tener un encuentro más personal con el Señor que perdona, que bendice, consuela, anima. La imagen del Beato fue durante todo el día lugar de oración silenciosa y llena de fe.+
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