Ello se debió al día nublado y lloviznoso, atendiendo a la experiencia del año anterior. En 2016 la misa se había oficiado al aire libre en la pista central bajo una lluvia muy fuerte: el público asistente estaba en tribunas techadas pero el altar estaba apenas guarecido por un sencillo toldo y los animales que lo rodeaban fueron retirados a mediados de la celebración.
La Misa del Campo 2017 fue celebrada por el presbítero Julio Torres, párroco de la Sagrada Eucaristía, ubicada en avenida Santa Fe 4320.
En una sala de conferencias, ampliada con una sala contigua, se dispuso el altar sobre fardos de pasto y rodeado de frutos del país, como maíz y frutas, y varias artesanías, con un Cristo del Milagro de Salta y una talla en madera de la Virgen María.
Premios Ave María 2017
Antes de comenzar la Santa Misa, se entregó el Premio Ave María, que otorga Misiones Rurales anualmente.
Varios jóvenes universitarios del equipo misionero de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes del barrio de Belgrano se acercaron a recibir esa distinción, que les entregó el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Luis Miguel Etchevehere.
Junto con el cura párroco, desde hace cinco años ellos misionan en sus vacaciones en Villa Llanquín, Río Negro, sobre el río Limay. Hay unas 40 casas y desde allí visitan también a pobladores de dos parajes más alejados, Arroyo Blanco y Arroyo Chacai, donde viven personas mayores que no acostumbran bajar a la villa. Los jóvenes visitan las casas, reúnen a los pobladores para rezar el Rosario, llevan la Palabra de Dios a niños, adolescentes y adultos y realizan codo a codo con ellos tareas de promoción de la comunidad.
A su vez, el secretario de Gestión Educativa del Ministerio de Educación y Deportes de la Nación, Maximiliano Gulmanelli, entregó el premio Ave María a la maestra rural Fani Álvarez, directora de la Escuela Nº39 de Liborio Luna, San Luis, ex becaria de Misiones Rurales en 2015. Se reconoció su esfuerzo para solucionar las necesidades de una escuela rural en un medio aislado, motivando a los padres de los alumnos para afianzar su identidad y sentido de pertenencia, mediante el proyecto Sembrar en Familia.
La cizaña y el trigo
En la misa, el padre Torres comentó la parábola del trigo y la cizaña, y señaló que dejar la cizaña para no correr el riesgo de quitar el trigo no es un llamado a la pasividad o a quedar indiferentes, sino a trabajar por el bien. Recordó lo que decía San Pablo de que no era él quien vivía sino Cristo que vivía en él. El sacerdote destacó que Jesús pasó haciendo el bien y dijo: “Si Cristo vive en mí, tengo que tener pasión por hacer el bien”.
Leyeron las lecturas y los Salmos el presidente y el vicepresidente de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere y Daniel Pellegrina. Y cuatro pequeños hijos de este último, ataviados con ponchos, acercaron las ofrendas al altar.
El coro de la basílica de San José de Flores, dirigido por el maestro Alejandro Girardi, entonó el Gloria in excelsis Deo, el Agnus Dei y otros cánticos.
Entre otros, asistieron algunos ex presidentes de la Sociedad Rural Argentina, como Horacio Gutiérrez, Enrique Crotto, Luciano Miguens y Hugo Biolcatti.
El otro es un don
Concluido el oficio, la presidenta de Misiones Rurales Argentinas (MIRA), Dina Livingston, agradeció a la Sociedad Rural la posibilidad que brinda cada año de levantar ese altar hecho con frutos de la tierra para dar gracias a Dios. “Agradecemos también a todos ustedes por acompañarnos hoy, a pesar del tiempo, en la ya tradicional Misa del Campo”, añadió.
Señaló que todos los años, MIRA elige un lema como hilo conductor y este año, inspirados por el papa Francisco, eligió el lema “En el servicio descubrimos que el otro es un don”. Un pequeño cartel en la pared, atrás del altar, lo recordaba.
Dina Livingston dijo que “sin duda el campo argentino es un don”. Y MIRA se dedica a la promoción integral de la familia rural, a la que llega a través de la escuela, promoviendo la formación de los maestros rurales y el vínculo de padres y maestros para que los chicos del campo puedan desarrollarse y crecer.
“Pancita vacía y piecitos fríos”
“Pero es difícil desarrollarse y crecer en un medio en que se carece de lo elemental, como lo es el agua y la electricidad –puntualizó-; es difícil desarrollarse y crecer con la pancita vacía y los piecitos fríos, sin una alimentación adecuada que les permita aprender lo que se les enseña; es difícil desarrollarse y crecer cuando no pueden acceder a la escuela más allá de la primaria….”
“En esta exigida tarea, descubrimos que la escuela y el maestro rural son un don por lo que MIRA llega con su acompañamiento y sus programas de envíos de leche, zapatillas y diversos materiales; cursos de formación para maestros rurales; talleres para padres y docentes, apoyo a proyectos sustentables, y el creciente Programa de Becas para que alumnos de bajos recursos puedan acceder a estudios secundarios y en algunos casos terciarios y universitarios.”
“Son tantas las necesidades que muchas veces superan nuestras posibilidades”, admitió. Y dijo que desde hace dos años aúnan esfuerzos en EduRural con otras 36 organizaciones vinculadas a la educación rural. Convocó a todos a seguir apoyando la obra de Misiones Rurales, que en 2017 cumplirá 80 años. (Jorge Rouillon)
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