Mons. Aguer: ¡Cuidado, no patinar hacia el relativismo!”
El prelado señaló “una de las cualidades más notorias de la cultura vigente” y explicó: “Llamo cultura vigente a lo que piensa la inmensa mayoría, a lo que hace la inmensa mayoría, a lo que se impone a la inmensa mayoría de la gente porque -no nos hagamos ilusiones- estas culturas son creadas, son fabricadas. La cualidad a la que me refiero se llama relativismo”.
“¿Y qué es el relativismo? Podemos definirlo con una frase muy casera que es ver las cosas según el color del cristal con que se miran. El relativismo no acepta que existan verdades, verdades absolutas, verdades que no se pueden negar, que no se pueden cambiar; sostiene, en cambio, que todo es más o menos”, sostuvo.
“Ahora, a veces, se refuerza eso que es una cualidad intelectual, una postura filosófica, se lo refuerza afectivamente, porque si decís la verdad estás confrontando con alguien, estás molestando a alguien y, en el fondo, estás peleándote. Hasta eso hemos llegado. El que dice la verdad, aunque lo haga comedidamente, es un agresor”, agregó.
Tras considerar que “esto que es una característica de la cultura se introduce también en la Iglesia y no sólo ahora, sino desde hace mucho tiempo. Ha pasado y seguirá pasando”, e indicó que de ese modo “no habría verdades absolutas”.
“Juan Pablo II publicó el “Catecismo de la Iglesia Católica”, como también durante el Pontificado de Pablo VI el pontífice tuvo que insistir muchísimo en varios temas. Pablo VI, miércoles tras miércoles, hablaba de las verdades fundamentales de la fe, proclamó el Año de la Fe, porque muchos teólogos ya empezaron a dudar acerca de estas verdades fundamentales que la tradición de la Iglesia trae desde el tiempo de los apóstoles y empezaron a lucubrar invenciones suyas en contra de la fe. El mismo papa Francisco se refiere constantemente a las realidades fundamentales del cristianismo”, ejemplificó.
El arzobispo platense también se detuvo en aspectos de la “teología moral” y recordó que siendo estudiante “estaban de moda ciertos autores relativistas que no aceptaban que existen actos intrínsecamente malos, o sea que ciertos hechos o actos humanos son malos siempre independientemente de las circunstancias… Como les dije, para ellos todo es del color del cristal con que se mira”.
“De estos deslices anticatólicos tenemos que cuidarnos muy bien. No es agradable decir siempre la verdad. Todos ustedes habrán hecho, alguna vez, la experiencia de decir la verdad en un contexto en que la verdad no es aceptada; uno queda como descolocado y ahora te dicen que eso es contrario al diálogo”.
Monseñor Aguer sostuvo que “el diálogo interreligioso, el diálogo ecuménico, el dialogo social, es posible si uno no abdica de la verdad sino que uno intenta que la verdad, que es algo objetivo, sea reconocida por todos. Ahí está la cuestión”.
“La verdad de la naturaleza, como la verdad de la fe, son dones de Dios, no pueden ser desplazados por construcciones nuestras. Les dejo este consejo, entonces: ¡cuidado, no patinar hacia el relativismo!”, concluyó.+
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