Mons. Cargnello llamó a transformar nuestras vidas mediante “trabajo, pan y paz”
“Seguir a Jesús, como alguien que tiene que ver con mi proyecto de felicidad supone tomarlo en serio, no es solamente venir a cumplir una promesa”, advirtió el arzobispo, y destacó que es necesario “asumir el estilo de Jesús, a partir de sus enseñanzas en el Evangelio e ir transformando poco a poco mi vida”, que se resume en “trabajo, pan y paz”.
“El trabajo es un camino que me permite realizarme. Y, desde ahí, entendemos que Jesús quiso ser llamado el hijo del carpintero. El trabajo es el modo por el cual el hombre responde a la vocación que Dios le ha dado para dominar la tierra, que no significa destruirla, sino transformarla para el bien de todos”, señaló, y llamó a pedirle a Jesús hecho niño en los brazos de San Cayetano, “que valoremos nuestro trabajo”.
Monseñor Cargnello señaló que el pan es “signo de alimentación y de vida, signo de reunión y de familia, del trabajo y de la fiesta, del estar juntos y ser hermanos”, y además de trabajo y pan, pidió por la unidad de las familias: “que no se rivalice por el pan. Que todos, grandes y chicos, valoremos el pan, el momento de comer juntos e ir construyendo familia y fraternidad. Desde ahí, construyendo la unidad de nuestra patria”.
El arzobispo consideró que “la grieta existe en nuestro corazón” y luego se traduce en palabras, insultos, gestos. En el día de San Cayetano, invitó a que este sea un tiempo de cambio, y “que en mi corazón estén todos mis hermanos argentinos”.
“Jesús es la paz. La paz la construimos cada día con el trabajo y el pan, con el esfuerzo por ser mejores y por darle a la patria lo mejor de nosotros mismos y también por esa construcción diaria de la familia, de la armonía y del perdón. Decía que la grieta nace en el corazón, y en el corazón se construye la paz. Que el Señor nos de su paz, la paz que no puede dar el mundo”, concluyó.+
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