Mons. Frassia animó a “sentir el consuelo de Dios” por medio de la Virgen
“La Virgen María nos enseña cómo debemos andar, cómo tenemos que responder, cómo tenemos que escuchar y, fundamentalmente, su presencia nos muestra que tenemos que vivir como ella lo hizo en la fe, creyendo en Dios, creyendo todo lo que Él nos dice y nos pide”, subrayó el obispo.
El prelado pidió que -ante todas las cosas que estamos viviendo como país, como sociedad, como familia, como Iglesia- “podamos sentir esa brisa, esa tierna mano de Dios, la ternura, la caricia y el consuelo de Dios por medio de la Virgen, nuestra Madre”.
Asimismo, recordó que “a veces el orgullo nos hace pretender una ilusión vacía, de que uno puede vivir en este mundo sin Dios, prescindiendo de Él, llenándose de cosas donde Él no esté presente en nuestra vida”, y advirtió: “Cuidado con el orgullo, no nos quedemos vacíos. En nuestra vida, en nuestra sociedad, como personas y como cristianos, ¡Dios tiene que estar presente! pues si Dios no está presente, estamos incompletos”.
Por último, monseñor Frassia pidió a la Virgen que “nos dé el consuelo de su cercanía y, como Madre que es, nos ayude a levantar los obstáculos, a caminar por un camino verdadero, serio y bueno, y que nos ayude a encontrarnos y encontrar a los demás”.
“Porque encontrando a los demás nos encontramos a nosotros mismos”, sostuvo y concluyó: “Que Nuestra Señora de la Asunción nos conceda, pidiendo a su Hijo por su intercesión, la gracia de ser hijos de Dios y la gloria de que algún día alcancemos plenamente la vida eterna”.
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