Francisco a los centros de ayuda a la vida: “Sigan imitando al buen samaritano”

Francisco a los centros de ayuda a la vida: “Sigan imitando al buen samaritano”

Ciudad del Vaticano (AICA): El papa Francisco recibió este viernes en la Sala Regia del Palacio Apostólico a los participantes del 35º Congreso Nacional Italiano de Centros de Ayuda a la Vida, que se celebra por estos días en Roma. El pontífice les agradeció su labor y los invitó a seguir trabajando “para proteger a las personas más vulnerables, que tienen el derecho a nacer a la vida, así como a cuantos piden una existencia más sana y digna”. “Ustedes, miembros del Movimiento por la Vida, en cuarenta años han tratado de imitar al buen samaritano. Frente a las diversas formas de amenazas a la vida humana, se han acercado a la fragilidad del prójimo, han trabajado para que no se sientan excluidos y rechazados por la sociedad aquellos que viven en condiciones precarias”, destacó.
El papa Francisco recibió este viernes en la Sala Regia del Palacio Apostólico a los participantes del 35º Congreso Nacional Italiano de Centros de Ayuda a la Vida, que se celebra por estos días en Roma.

Uno de los asistentes le agradeció al pontífice por la convocatoria a un Año Santo de la Misericordia, durante el cual los sacerdotes podrán dar la absolución a las mujeres que se hayan arrepentido de haber abortado, y ratificó que esa práctica es fruto de la cultura del descarte.

El vocero del grupo destacó que esas organizaciones dieron apoyo concreto a 170.000 gestantes, entre ellas muchas mujeres emigrantes.

El Papa los invitó a seguir dando atención y solidaridad a tantas personas en condiciones de vida difícil, y citó la encíclica Laudato si’ para recordar que si bien de un lado “no parece practicable el camino educativo para acoger a los seres humanos que nos rodean, desde el momento que no se da protección al embrión humano, de otro la vida humana es un don que tiene que ser protegido de las diversas formas de degradación”.

Francisco aseguró que la labor que realizan estos centros “no es solamente un servicio social”, por lo que los invitó a que como discípulos de Cristo ayuden en particular a quienes son vulnerables debido a la pobreza, enfermedad, desempleo y por la falta de una vivienda.

“¡Cuántos ancianos padecen la carga del sufrimiento y la soledad! ¡Cuántos jóvenes se pierden, amenazados por las adicciones y otras formas de esclavitud y esperan recuperar la confianza en la vida!”, exclamó y subrayó que estas personas, heridas en cuerpo y espíritu- son “iconos de aquel hombre del Evangelio que yendo por el camino de Jerusalén a Jericó cayó en manos de ladrones que le robaron y lo golpearon. Él experimentó primero la indiferencia de algunos y después la proximidad del buen samaritano”.

En ese camino “que atraviesa por el desierto de la vida, también en nuestro tiempo hay muchos heridos, a causa de los ladrones de hoy, que los despojan no sólo de sus haberes, sino también de su dignidad. Y ante el dolor y las necesidades de estos hermanos indefensos, algunos miran para otro lado o pasan de largo mientras otros se detienen y responden con generosa dedicación a su grito de ayuda”, lamentó.

“Ustedes, miembros del Movimiento por la Vida, en cuarenta años han tratado de imitar al buen samaritano. Frente a las diversas formas de amenazas a la vida humana, se han acercado a la fragilidad del prójimo, han trabajado para que no se sientan excluidos y rechazados por la sociedad aquellos que viven en condiciones precarias”.

El Papa agradeció la labor de los Centros de Ayuda a la Vida y los invitó a seguir trabajando “para proteger a las personas más vulnerables, que tienen el derecho a nacer a la vida, así como a cuantos piden una existencia más sana y digna. En particular es necesario actuar en diferentes niveles y con perseverancia, en la promoción y defensa de la familia, el primer recurso de la sociedad, sobre todo en referencia al don de los hijos y la afirmación de la dignidad de la mujer”.

“En este sentido -finalizó- me gustaría subrayar que en el curso de su actividad, han acogido a todos, independientemente de la religión y la nacionalidad. El número relevante de mujeres, especialmente las inmigrantes, que vienen a sus centros demuestra que cuando se les ofrece un apoyo concreto, la mujer, a pesar de los problemas y limitaciones, es capaz de hacer triunfar en su interior el sentido del amor, de la vida y de la maternidad”.+

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