En la Argentina, los dominicos se congregaron en familia, con sacerdotes, frailes, religiosas de vida apostólica, laicos y jóvenes. El convento de Santo Domingo, en el barrio porteño de San Telmo, fue el lugar de una celebración especial: a las 10 se proyectaron videos sobre la actividad de la familia dominicana en Buenos Aires, y a las 11 se dio inicio al solemne rito de apertura del año jubilar.
El padre provincial, fray Pablo Sicouly OP, encendió el cirio conmemorativo del Año Dominicano, que acompañará todas las misas de ahora en más, hasta la clausura del tiempo jubilar. Luego de la lectura del Evangelio, se dio inicio a la procesión de entrada acompañada por el canto del himno del jubileo de la Orden.
Al llegar al altar, los presentes escucharon el mensaje enviado por el padre maestro de la Orden, fray Bruno Cadoré OP, quien desde Santa Sabina, en Roma, convoca a mantener vivo el espíritu de santo Domingo.
La misa fue concelebrada por los frailes de la comunidad, algunos sacerdotes religiosos del Vicariato de Aragón y sacerdotes de Fasta, un movimiento laical con una marcada espiritualidad dominicana, y fundado por el padre Aníbal Fosbery OP.
Al finalizar la misa se realizó el envío de las diversas congregaciones dominicanas, seglares y movimientos de matrimonios y jóvenes, para que den testimonio y anuncien el Evangelio. Este envío estuvo marcado por la entrega de un cirio encendido con el fuego tomado del cirio del jubileo, mostrando así la unidad no solo en el mensaje sino también en el espíritu de un mismo fundador.
Con el canto de la Salve dominicana y la antífona a santo Domingo Oh Lumen, concluyó la solemne celebración.+
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