La celebración eucarística, a la que acudieron numerosas personas, se realizó en el primer piso del ex Palacete Casares, en la antigua capilla bizantina con altar de piedra y mosaicos italianos que, con el fin de alojar allí al cardenal Eugenio Pacelli -luego papa Pío XII- durante su visita al país en 1934, en ocasión del XXXII Congreso Eucarístico Internacional, fue restaurada por indicación de su entonces propietaria, Adelia María Harilaos de Olmos.
La capilla está dedicada a la Virgen María en su advocación de Nuestra Señora de la Merced, a quien en 1812 el general Manuel Belgrano entregó su bastón de mando luego de la victoria en la Batalla de Tucumán.
La celebración eucarística fue presidida por el presbítero Lorenzo De Vedia, párroco de la Virgen de los Milagros de Caacupé, en la Villa 21 de Barracas.
Los ornamentos, como años anteriores, fueron facilitados por las Hermanas Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús. El guía de la ceremonia fue Manuel Outeda Blanco, coordinador del Programa de Promoción del Libro y la coordinación de la celebración eucarística estuvo a cargo del Área de Ceremonial y Protocolo del ministerio de Cultura de la Nación.
El Coro Nacional de Niños del Ministerio de Cultura de la Nación, dirigido por la licenciada María Isabel Sanz, acompañó la celebración eucarística, en la que estuvo presente la profesora Emilia Menotti, presidenta del Instituto Nacional Browniano, mientras que el profesor Aníbal Gotelli, del Área de Ceremonial, leyó la primera lectura.
En su homilía, el presbítero De Vedia expresó la alegría de celebrar en vísperas de la Navidad la misa en este año de la misericordia: “Este año de la misericordia, que el papa Francisco inauguró el 8 de diciembre, el día de la Inmaculada, nosotros también queremos alegrarnos como dice la misma palabra de Dios, por la gran misericordia con la cual Dios nos trata. Este Evangelio que acabamos de escuchar, no solo muestra la misericordia de Dios, sino que nos muestra que nadie vive esto en modo individualista: ‘...al enterarse, la gente se alegraba con la Virgen’. La misericordia produce comunidad”.
Asimismo, el presbítero le pidió a Dios que el trabajo del ministerio de Cultura y la vida de los que trabajan en él fortalezcan la comunidad. “Nada hacemos solos, debemos combatir el individualismo del cual muchas veces somos tentados para ‘cortarnos solos’, para ‘hacer la nuestra’ para que el egoísmo que siempre golpea nuestras puertas pueda ir hacia adelante”, señaló.
Al finalizar la misa, se realizó la adoración al Niño de Belén, que “recuerda el nacimiento de Jesucristo cuando en la plenitud de los tiempos Dios nos dio la plenitud de su misericordia”.
Para más información: promociondellibro@correocultura.gov.ar+
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