Mons. Martorell: “Si las familias de hoy supieran que la vida de sus hijos es de Dios, serían más semejantes a la Sagrada Familia”
“Celebramos a Jesús que nace en el seno de una familia y nos gozamos de poder comprender con el pensamiento y el corazón la cercanía tan terrena y humana del Hijo de Dios, y de contemplar en él y su familia que sentimos que también, en casi todos los gestos de la familia de Nazaret, nosotros y nuestras familias podemos imitarla, divinizando nuestros gestos humanos”, afirmó el prelado.
Monseñor Martorell señaló que para María y José, como para la mayoría de los judíos de su tiempo, “esta no era solamente la formalidad externa del cumplimiento de la ley; ellos renovaban su entrega mutua frente al Señor y consagraban a Dios el corazón de su hijo, conscientes de que el dolor los acompañará a lo largo de sus vidas, y como ellos saben que Jesús no les pertenece, aceptan para ellos no sólo el amor del hijo, sino también todos los designios de Dios en la misión del hijo en la tierra”.
“Si las familias de hoy y los esposos en concreto supieran que la vida de sus hijos es de Dios y que su misión es criarlos para Dios, serían aún más semejantes a la Sagrada Familia”, dijo el obispo de Puerto Iguazú.
“Cuando una familia se inspira en estos principios, todo procede en el orden de la naturaleza. El amor a Dios y su voluntad lleva a los hijos a honrar a sus padres, y a estos a amarse y respetarse mutuamente, haciendo del amor un valor intransferible, respetándose mutuamente, amando a sus hijos y educándolos para Dios y para el bien común”, agregó.
Monseñor Martorell concluyó diciendo que “el sufrimiento es abrazado con profundo espíritu de fe, sabiendo que no todo es posible de evitar en el misterio de Dios, y ellos no turban la armonía, precisamente porque todo es considerado a la luz de Dios”.+
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