“Un Niño nos es regalado en brazos de María, envuelto en pañales y recostado en el pesebre, como nos cuenta el Evangelio de San Lucas. ‘Una alegría para todo el pueblo’. Nadie debe tener miedo ante la ternura que nos visita”, subrayó y agregó: “Dios asume nuestra debilidad, se hace frágil para sostenernos en nuestro peregrinar cotidiano. Viene a nosotros en una familia pobre, humilde, de trabajo. No por ser el Hijo de Dios tuvo la vida sin sobresaltos”.
El prelado destacó que “en la Sagrada Familia de Nazaret vemos estas dificultades y desasosiegos. Pero también en su hogar está presente la alegría del amor, la fe compartida, el trabajo, los amigos, la fiesta”.
Monseñor Lozano pidió que “en la pequeñez del Niño de Belén no se nos tiene que perder la grandeza del Dios Creador del Universo” y citó la oración con la que el papa Francisco termina la encíclica Laudato si' acerca del “cuidado de la casa común”:
“Hijo de Dios, Jesús,/ por ti fueron creadas todas las cosas./ Te formaste en el seno materno de María,/ te hiciste parte de esta tierra,/ y miraste este mundo con ojos humanos./ Hoy estás vivo en cada criatura/ con tu gloria de resucitado.
“Los pobres y la tierra están clamando:/ Señor, tómanos a nosotros con tu poder y tu luz,/ para proteger toda vida,/ para preparar un futuro mejor,/ para que venga tu Reino/ de justicia, de paz, de amor y de hermosura./ Alabado seas./ Amén”.
Por último, monseñor Lozano recordó que el próximo 1 de enero es la Jornada Mundial de Oración por la Paz, cuyo lema es: "Vence la indiferencia y conquista la paz", por lo que pidió rezar por “los pueblos que sufren violencia”.+
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